Rubén Megía González
¡Hola a tod@s, visitantes de Genotipia! ¿Recordáis el anterior post sobre la historia de Charles Robert Darwin, el famoso naturalista inglés? Hoy os voy a hablar de la historia de las teorías sobre el origen de las diferentes especies que habitan nuestro planeta. ¿Te interesa? ¡Pues vamos allá!
Antes que nada, vamos a diferenciar dos tipos de teorías que se han postulado sobre el origen de las especies en la Tierra, las teorías fijistas y las teorías evolucionistas.
Teorías fijistas
Las teorías fijistas son aquellas teorías que defienden que los seres vivos son inmutables, es decir, que siempre han existido de la misma forma, sin ningún tipo de cambio. Esto significaría que, en el origen de toda la vida, aparecieron (de la forma que sea) tanto un chihuahua como el ser humano, tal y como somos ahora.
Una de las vertientes más importantes del fijismo es el catastrofismo. Esta teoría nació a finales del siglo XVIII, fruto del desarrollo de la paleontología y el descubrimiento de muchísimas especies fósiles diferentes a las actuales. Esta teoría defiende que, a lo largo de la historia de la Tierra, las especies aparecen (de la forma que sea) y, durante un tiempo, se mantienen inmutables, hasta que una catástrofe las extingue. Y, entonces, se generan nuevas especies.
Actualmente, las teorías fijistas no tienen ningún tipo de credibilidad (porque no se ha encontrado evidencia alguna) dentro del ámbito científico, donde predominan las teorías evolucionistas.
Teorías evolucionistas
Las teorías evolucionistas son aquellas teorías del origen de las especies que defienden que las especies pueden variar con el tiempo. Actualmente estas teorías dominan el panorama científico, pues se han encontrado evidencias que apoyan la evolución biológica.
- El registro fósil. Los paleontólogos del siglo XVIII ya evidenciaron que, al analizar los fósiles de una misma especie en una misma zona, los encontrados en capas más profundas tienen un aspecto “más primitivo”, mientras que los más superficiales se parecen más a otras especies actuales.
- Estructuras comunes. Si se compara la anatomía de las diferentes especies actuales, se puede ver que muchas estructuras son homólogas, aunque tengan funciones diferentes. Esto sugiere que todas provienen de un ancestro común.
- La distribución de las especies. La biogeografía refleja la evolución de las diferentes especies. En todo el mundo existen grupos de especies emparentadas, que habitan lugares relacionados geográficamente.
- Parecidos durante el desarrollo. Las primeras fases del desarrollo embrionario de los vertebrados son prácticamente iguales. Durante las siguientes fases, las especies más emparentadas se van pareciendo más entre ellas y menos a otras especies menos emparentadas.
- El código genético. Todos los organismos comparten el código genético, con algunas excepciones puntuales.
- Moléculas comunes. Cuanto menos diferencias evolutivas hay entre una especie y otra, más similares son sus biomoléculas. Lo mismo ocurre al contrario; a más diferencias evolutivas, menos similares son bioquímicamente.
Las ideas evolucionistas como tal existen desde la Antigua Grecia, pero no se consideran como teorías hasta principios el siglo XIX. “¿Qué pasó en este momento?”, os preguntaréis. Lo que pasó fue que el archiconocido naturalista francés Jean-Baptiste Pierre Antoine de Monet Chevalier de Lamarck (más conocido como Lamarck), postuló la que sería la primera teoría coherente de la evolución.
Lamarck y su teoría de la evolución
La teoría de la evolución de Lamarck (también conocida como “lamarckismo”), defiende cuatro premisas fundamentales:
- Los organismos se ven “obligados” a adaptarse a las condiciones y exigencias del medio que habitan.
- Los cambios en el medio ambiente obligan a los organismos a desarrollar unos órganos y a reducir otros. Esto significa que, si un organismo utiliza mucho un órgano para adaptarse a unas condiciones, lo desarrollará, mientras que acabará desapareciendo si no lo utiliza.
- La función crea el órgano. Esto quiere decir que, si los cambios en el ambiente generan nuevas necesidades, estas pueden desarrollar, como respuesta, nuevos órganos especializados
- Los caracteres que se adquieren son heredables, es decir, se transmiten a la descendencia
Os pondré un ejemplo sencillo. Partimos de una especie de ave pequeña y omnívora, capaz de volar, que habita zonas húmedas y calurosas. Un cambio en el medio ambiente vuelve más seco el hábitat de estas aves y muchas de las plantas frutales que las alimentaban desaparecen, obligándolas a alimentarse de los pocos insectos que viven enterrados bajo el suelo. Lo mismo sucede con los árboles sobre los que anidaban.
Según la teoría de Lamarck, la necesidad de alimentarse de pequeños insectos subterráneos, obligará a las aves a desarrollar picos más largos y puntiagudos, que les ayuden a cazar estos bichos entre la tierra. De igual forma, la necesidad de buscar una nueva forma de ocultar sus huevos fuera del alcance de los depredadores, les obligará a cavar la tierra, haciendo que se desarrollen sus garras. Puesto que no abundan los árboles en este hábitat, las aves reducirán también sus alas y desarrollarán los músculos de sus patas. Todos estos rasgos, gradualmente adquiridos, serán heredados por las siguientes generaciones.
Actualmente, esta teoría no se considera válida, pues se ha comprobado que muchos caracteres adquiridos no son heredables. Por ejemplo, en algunas culturas humanas se tiene costumbre de que las mujeres se perforen ciertas partes de la cara, como las orejas, la nariz o el labio, para resultar más atractivas o para resaltar su capacidad económica. Estos cambios no son heredables, aunque favorecen la capacidad reproductiva de aquellas mujeres que los presentan.
La llegada de Darwin y Wallace
A mediados del siglo XIX, los naturalistas británicos Charles Robert Darwin y Alfred Russel Wallace presentaron una nueva teoría evolucionista, conocida como la “teoría de la selección natural” o “darwinismo”. Ambos autores habían llegado a la misma conclusión de forma independiente. ¡Menuda casualidad!
La teoría de la selección natural se basa en tres premisas principales:
- Los rasgos que diferencian un individuo de otro, muchas veces, son heredables.
- En la naturaleza, se produce más descendencia de la que puede sobrevivir: Por tanto, existe una “lucha por la supervivencia”, en la que solo los más exitosos pueden ganar y reproducirse.
- Los individuos descendientes son diferentes a los progenitores, pues heredan rasgos de ambos.
En resumen, la teoría de Darwin y Wallace defiende que los individuos de una población pueden presentar variaciones en diferentes rasgos heredables y mejoren su supervivencia o su capacidad reproductiva en el ambiente en el que están viviendo. Los individuos más exitosos tendrán una mayor descendencia en cada generación y el rasgo será más común en la población, hasta fijarse.
Tenéis un ejemplo ilustrado que os ayudará a entender esta teoría en el post Figuras de la Genética: un paseo por la evolución.
Mejorando la teoría de Darwin y Wallace
Como sabéis, la evolución es un término muy ligado a la Genética. La teoría de Darwin y Wallace era la bomba, pero se publicó en un momento en el que esta disciplina estaba en pañales. Tened en cuenta que hasta el año 1869, 10 años tras el nacimiento de la teoría darwinista de la evolución, no se descubrió el ADN. ¡Y hasta casi el siglo XX no se redescubrieron los trabajos de Mendel sobre la herencia!
A mediados del siglo XX, tiempo después del descubrimiento de la molécula de ADN y de los trabajos sobre la herencia de Mendel, ya se tenía un conocimiento mucho más amplio sobre los mecanismos moleculares de la herencia y la variación genética. Esto propició el nacimiento de una “actualización” de la teoría de Darwin y Wallace, conocida como “Teoría Sintética de la Evolución”.
La Teoría Sintética de la Evolución, conocida también como “neodarwinismo” defiende que:
- Las variaciones genéticas interindividuales son debidas a dos factores: mutaciones y recombinación durante la reproducción sexual. Estas variaciones genéticas son heredables.
- Los caracteres adquiridos no se heredan. Esta idea viene de la teoría de la evolución de Wallace, ya que Darwin no desmintió que estos caracteres no fuesen heredables.
- La selección natural promueve la evolución de una población, que acaba por adaptarse a unas condiciones ambientales concretas. Durante el proceso evolutivo, los individuos de una población van acumulando pequeñas variaciones en el ADN, que serán conservadas en
- La evolución es un proceso lento y gradual.
Gradualismo vs. puntualismo
Con la mejora de nuestros conocimientos sobre la Genética, no tardaron en aparecer diferentes científicos que han puesto alguna pega a la Teoría Sintética de la Evolución. Es el caso de los los paleontólogos estadounidenses Niles Eldredge y Stephen Jay Gould, quienes en 1972 publicaron su “teoría del equilibrio puntuado”.
La teoría del equilibrio puntuado defiende que los cambios evolutivos se producen en eventos rápidos y poco frecuentes, al contrario de lo que defiende el gradualismo del neodarwinismo. Según esta teoría, la evolución (y la consiguiente especiación) se produce en momentos muy concretos
Eldredge y Gould basaron su teoría en sus observaciones del registro fósil, en el que las especies se mantienen prácticamente invariables, con apenas cambios, hasta que llegan a momentos geológicos concretos, en los que “rápidamente” (en tiempo geológico, claro), se producen cambios significativos.
Motoo Kimura y las mutaciones neutras
Años más tarde, en 1968, el biólogo matemático Motoo Kimura propuso la teoría neutralista de la evolución molecular. Esta teoría postula que la mayor parte de las mutaciones no son “buenas” o “malas” para un organismo, sino neutras y, como tal, la selección natural no puede influir en que se fijen o no en la población.
Cabe destacar que esta teoría no niega que la selección natural tenga influencia sobre la evolución, pero le da más importancia a la deriva genética, es decir, a fluctuaciones aleatorias en la frecuencia de cada alelo de un gen en una población.
Actualmente esta es una de las teorías más influyentes entre toda la comunidad científica, junto a la teoría sintética de la evolución.
El futuro de la evolución
Todavía queda muchísimo por descubrir acerca de la evolución y de cómo han surgido las diferentes especies a lo largo del tiempo. No obstante, con el desarrollo de nuevos métodos que nos permitan conocer mejor nuestro ADN y cómo éste se ve modificado, cada día estamos más cerca de hallar la respuesta.