A día de hoy, pocos son los que desconocen la historia de Anastasia Nikoláyevna Románova, la hija pequeña del zar Nicolas II, el último zar de Rusia. La historia de la familia Románov, que marcó un antes y un después en la historia de Rusia, se extendió todavía más por todo el mundo gracias al mito de Anastasia. ¿Quieres conocer la historia de Anastasia y cómo la genética logró encontrar solución al enigma? ¡Sigue leyendo!
La historia de los Románov
La historia de los últimos zares de Rusia, los Románov, comienza en el año 1896. El 26 de mayo de dicho año, Nicolás Románov, también conocido como Nicolás II de Rusia y su esposa, Alix von Hesse-Darmstadt (rebautizada como Alejandra Fiódorovna Románova), fueron coronados formalmente. En ese momento, el matrimonio ya tenía su primera descendiente, Olga, pero no tardarían en concebir a sus otros hijos, Tatiana, María, Anastasia y Alekséi. Anastasia fue la menor de las hijas de los Románov.
La familia Románov vivía feliz, aislada de la situación que estaban viviendo los ciudadanos rusos. O al menos, así fue hasta que en 1915 el pueblo ruso se rebeló contra el zar Nicolás II en la conocida Revolución Rusa. Debido a la revolución, Nicolás II se vio obligado a abdicar y, años después, fue ejecutado en el sótano de su casa por los bolcheviques. Junto al zar, fueron ejecutados sus hijos, su esposa y cuatro empleados fieles a la familia imperial.
La leyenda de la princesa perdida
Tras la ejecución de los Románov, se extendió por toda Rusia el mito de que Anastasia y su hermano menor, Alekséi, habían podido sobrevivir. Durante años, la leyenda de la princesa perdida ha llenado páginas de periódicos, libros de ficción e incluso tiene adaptaciones cinematográficas. Imaginad la relevancia que tuvo este mito que, tras la aparición de los restos de los Románov, numerosas mujeres afirmaron ser la mismísima Anastasia, que había conseguido sobrevivir. El caso más notorio fue el de Anna Anderson.
Anna Anderson fue encontrada en 1920 en Berlín, flotando en el río Spree. Tras evaluar su estado de salud, la joven fue internada en un hospital psiquiátrico. En ese entonces, no se la pudo identificar, pues no poseía documentación alguna, pero poco después pidió que se la reconociera como Anastasia Románov, hija del zar Nicolás II. Anna Anderson conocía algunas historias y detalles sobre la vida de Anastasia y la familia imperial que hacían dudar incluso a los expertos, por lo que su historia se hizo popular en todo el mundo. ¿Se trataba de la verdadera Anastasia?
Anna Anderson falleció en febrero de 1984, mucho antes de que el misterio de la princesa perdida se resolviese. De hecho, en esa época todavía no se habían encontrado los cuerpos de los Románov, que permanecían enterrados en una fosa común.
Una fosa en Ekaterimburgo
Años después de la ejecución de la familia Románov, en 1991, se descubrió una fosa común en Ekaterimburgo que contenía los restos de 9 personas. Los restos fueron identificados tres años después, gracias al estudio de los polimorfismos cortos en tándem (STR) del ADN nuclear y mitocondrial de los cuerpos.
El estudio estableció que, de los 9 individuos, dos de los adultos eran padres de los tres individuos más jóvenes, mientras que el resto no estaba emparentado con ellos. En el análisis se observó que el ADN mitocondrial de la madre, al igual que el de las tres descendientes, coincidía con el de Felipe de Edimburgo, el pariente más cercano vivo de la zarina Alix von Hesse-Darmstadt.
En dicho trabajo se analizó, además, el ADN mitocondrial del presunto cuerpo del zar Nicolás II. Estos restos presentaban una particularidad mitocondrial conocida como heteroplasmia, una condición poco común que hace que un mismo individuo tenga dos tipos de ADN mitocondrial. Esta misma condición la presentaban otros miembros de la familia del zar, como su hermano, Jorge Románov.
Con esto, se confirmó que estos restos corresponden a Nicolás II, cuatro de sus sirvientes, su esposa y tres de sus hijos. En concreto, se habían encontrado los cuerpos de Olga, María y Tatiana, las hijas mayores del zar. Pero, ¿dónde estaban Anastasia y Alekséi? ¿Habían podido escapar dos de los hijos de Nicolás II? La ausencia de los cuerpos de Anastasia y Alekséi alimentó el mito ya existente de que ambos descendientes habían conseguido huir y habían sido adoptados por otras familias, que los habían criado a escondidas de los bolcheviques.
Tras el descubrimiento de los restos del zar Nicolás II y su familia en 1991, un equipo de investigadores analizó el ADN de la supuesta Anastasia, Anna Anderson, y lo comparó con el obtenido del zar y la zarina. El ADN de Anna, que fue obtenido de tejidos conservados en el hospital Martha Jerfferson, donde falleció en 1984, la delató. Y es que el análisis demostró que Anna Anderson no era hija de Nicolás II, ni tampoco de Alix von Hesse-Darmstadt. ¿Misterio resuelto? Casi, pues todavía se desconocía el paradero de Anastasia y su hermano.
El fin del mito de Anastasia
El misterio de la princesa desaparecida se resolvió en el año 2007, cuando unos arqueólogos descubrieron una segunda sepultura en Ekaterimburgo. En esta fosa común se encontraron restos de dos cuerpos, correspondientes a dos individuos jóvenes. Dos años después, en 2009, un estudio demostró que ambos cuerpos corresponden a los de Anastasia y Alekséi que, por desgracia, no habían podido huir de los bolcheviques.
En el estudio, los investigadores analizaron los polimorfismos cortos en tándem (STR) y el ADN mitocondrial de los restos y los compararon con los datos obtenidos de los cuerpos del zar Nicolás II y su esposa. Gracias a esto, los autores determinaron que los restos correspondían al zarevich Alekséi y a una de sus hermanas, destapando la verdad acerca de la familia Románov. ¡Otro mito destruido por la Genética!
Bibliografía
Coble MD, et al. Mystery solved: the identification of the two missing Romanov children using DNA analysis. PLoS One. 2009;4(3):e4838. doi: 10.1371/journal.pone.0004838
Gill P, et al. Establishing the identity of Anna Anderson Manahan. Nat Genet. 1995 Jan;9(1):9-10. doi: 10.1038/ng0195-9
Ivanov PL,et al Mitochondrial DNA sequence heteroplasmy in the Grand Duke of Russia Georgij Romanov establishes the authenticity of the remains of Tsar Nicholas II. Nat Genet. 1996 Apr;12(4):417-20. doi: 10.1038/ng0496-417
El mito de Anastasia. Blogs UA: https://blogs.ua.es/genetica/2009/03/11/el-mito-de-anastasia/