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Mitos destruidos por la genética: ¿alienígenas en Atacama?

Rubén Megía González

 

Desde los inicios del mundo científico, los investigadores han resuelto grandes cantidades de misterios que se creían de origen sobrenatural. Al igual que Poseidón, el dios griego del mar, y Tlaloc, el dios azteca de la lluvia, fueron destronados por el ciclo del agua  o Pasteur desmanteló la inexistencia de la generación espontánea, otro mito ha caído. Estoy hablando del extraño ser de Atacama, “Ata”.

En Agosto de 2003, envuelto en una bolsa de cuero ubicada en una antigua iglesia de Atacama, Chile, se encontró la momia de un pequeño ser con características antropomorfas de únicamente 18 centímetros de alto. El cadáver tenía un cráneo característico que dio pie a la creencia de que se trataba de un alienígena. La cabeza del ser era cónica y sus cuencas oculares más grandes de lo habitual. De esta forma, aquellos que lo encontraron consideraron que era algo valioso y lo vendieron en el mercado negro, permitiendo que este extraño ser acabase en las manos de un coleccionista español.

Comparación del tamaño de “Ata” (18 centímetros) con unas gafas

 

Se hizo viral en la red este fenómeno. Muchos ufólogos (Aquellos que estudian este tipo de fenómenos) habían esperado este descubrimiento durante años y, por fin, tenían evidencias de vida extraterrestre visitante en la Tierra. Las fotos del que bautizaron como “Ata” invadieron absolutamente todas las páginas web de criptozoología y ufología y la noticia llegó a programas como Cuarto Milenio en España.

Investigaciones realizadas en ese entonces indicaron mediante un análisis genómico que más de un 90% del ADN de la momia era de origen humano. Con esto se desmintió la teoría del origen extraterrestre de “Ata”, ser del cual también se determinó el sexo biológico: se trataba de una niña. Sin embargo, el análisis determinaba que no se trataba de un feto y los huesos de las extremidades mostraban placas de crecimiento similares a las de un niño de 6 años. Esto contrastaba con el pequeño tamaño de “Ata”, cosa que de una forma forzada se achacó a un caso de enanismo (el caso de enanismo más grave conocido hasta la fecha).

El 10% del ADN restante no fue identificado, dando lugar a teorías entre los forofos, ya que, por ejemplo, la diferencia entre el genoma de chimpancé y el humano es de un 2% aproximadamente.  La teoría más extendida entre los aficionados del mundo de la ufología era que se trataba de un híbrido entre un humano y un ser extraterrestre.

Por desgracia para los forofos, este año se ha publicado un estudio sobre el caso de “Ata” liderado por Garry Nolan, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford. El equipo de investigación identificó varios genes mutados en el ADN del ser de Atacama que probablemente influirían en su singular morfología. Se ha determinado que estarían implicados genes relacionados con el envejecimiento prematuro y crecimiento óseo. Estos genes son COL1A1, COL2A1, KMT2D, FLNB, ATR, TRIP11, PCNT y se han relacionado con fenotipos de baja estatura, deformación craneal y displasia esquelética, características que se asemejan a las que vemos en “Ata”.

 

Cabeza del ser de Atacama

 

Además se realizó un análisis del DNA mitocondrial para determinar la procedencia de la madre. Los resultados indicaron que la progenitora era de una zona de sudamérica cercana a donde se encontró a “Ata”, ya que su ADN mitocondrial coincidía en muchos aspectos con el ADN mitocondrial de las mujeres de esa zona. Respecto al 10% de material genético no identificado, se ha conseguido reducir a únicamente un 2% y se achaca básicamente al estado de degradación de la muestra.

Las últimas noticias sobre este particular caso están relacionadas con el descontento por parte de algunos científicos chilenos respecto a la extracción del cadáver, que es ilegal en este país. Para muchos, se habría profanado la tumba de la pequeña Ata, siendo ofensivo tanto como para la niña y sus familiares, como para el país de Chile. Pese a estas críticas, los científicos que llevaron a cabo esta investigación defienden que no conocían el origen ni el método por el cual fue sustraído el cadáver.

Sea la exhumación del cadáver algo ilegal o no e independientemente de la ofensa familiar hacia la pequeña momia, lo cierto es que este último estudio ha conseguido desmentir uno de los mitos más importantes de la ufología.

 

Lo sentimos, ufólogos, la Genética ha hablado.

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