La hipercolesterolemia es una elevación de los niveles de colesterol en sangre que aumenta el riesgo a desarrollar patologías cardíacas y cardiovasculares, como la aterosclerosis, el infarto de miocardio o la miocardiopatía isquémica. Por lo general, se desarrolla como suma de diferentes factores como la obesidad, la mala alimentación, el sedentarismo, el tabaquismo, la edad avanzada o diferentes factores genéticos. No obstante, existen ciertos casos en los que la hipercolesterolemia tiene una causa principalmente genética y puede transmitirse de generación en generación. En este caso, os hablaremos acerca de la hipercolesterolemia familiar, los genes implicados y su modo de herencia.
¿Qué es la Hipercolesterolemia Familiar?
La hipercolesterolemia familiar es una enfermedad genética que se caracteriza por niveles elevados de colesterol desde el nacimiento, concretamente del colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), comúnmente conocido como “colesterol malo”. Esta condición aumenta significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infartos o accidentes cerebrovasculares, desde edades tempranas.
Los síntomas principales de la hipercolesterolemia familiar son la aparición de xantomas y xantelasmas (depósitos de grasa en piel y párpados), calambres, síntomas de accidente cerebrovascular o la aparición de arteriopatías a edades tempranas.
Uno de los problemas cardiovasculares más frecuentes entre los pacientes con hipercolesterolemia familiar es la aterosclerosis, ya que la hipercolesterolemia aumenta significativamente el riesgo a desarrollar esta afectación.
La aterosclerosis es una alteración de los vasos sanguíneos que hace que sus paredes sean más duras y gruesas y, por tanto, menos elásticas. En un vaso afectado por aterosclerosis, la alta concentración de colesterol LDL en sangre hace que este pueda infiltrarse en sus paredes, donde es absorbido por unas células llamadas monocitos. La absorción del colesterol provoca que los monocitos se transformen en células espumosas, que se acumulan y forman una estructura típica de la aterosclerosis conocida como placa de ateroma. Esta estructura, si se ulcera o se rompe, puede suponer un importante riesgo para la salud del paciente, porque puede propiciar la aparición de trombos.
Causas genéticas y herencia
La causa de la hipercolesterolemia puede ser una mutación puntual en un solo gen (hipercolesterolemia familiar) o la suma de los efectos de diferentes polimorfismos genéticos. En el caso de la hipercolesterolemia familiar, las causas más comunes son mutaciones en los genes LDLR (85-90% de los casos), APOB (alrededor del 10%) o PCSK9 (menos del 5%). En cualquiera de estos tres casos, las mutaciones llevan a un mal funcionamiento de los receptores de LDL y una disminución en la captación de este colesterol desde la sangre.
El modo de herencia de la hipercolesterolemia familiar es, en la mayoría de los casos, autosómico dominante. Esto significa que una persona solo necesita heredar una copia mutada de uno de los tres genes mencionados (LDLR, APOB o PCSK9) de uno de sus padres para desarrollar la enfermedad.
En casos muy raros, un paciente puede desarrollar hipercolesterolemia familiar por mutaciones en sus dos copias del gen LDLRAP1. En estos casos, la transmisión se produce de forma autosómica recesiva.
Tratamiento y otros cuidados
Actualmente, no existe una cura para la hipercolesterolemia familiar, por lo que el tratamiento se enfoca en reducir los niveles de colesterol LDL en sangre. Los principales tratamientos incluyen el uso de estatinas, ezetimiba o inhibidores de la proteína PCSK9. También se han desarrollado enfoques en terapia génica, como el fármaco inclisirán, que reduce los niveles de colesterol LDL con dos dosis anuales.
Además de los medicamentos, se recomienda que los pacientes adopten hábitos de vida saludables, como hacer ejercicio, evitar el tabaco, mantener un peso adecuado y seguir una dieta balanceada. Estas medidas contribuyen a mejorar los niveles de colesterol LDL y a prevenir complicaciones asociadas.