Gema Escribano
El post de hoy trata sobre un fiel compañero que todo investigador conoce bien: el ratón de laboratorio. Dejando a un lado la polémica sobre la experimentación animal en ciencia, la cual es necesaria y está estrictamente regulada por el Comité Ético de Experimentación Animal, la posibilidad de utilizar animales con fines biomédicos hoy en día salva incontables vidas.
Estos pequeños roedores de largos bigotes son clave en experimentos previos a cualquier ensayo clínico en pacientes. La especie Mus Musculus es una de las más utilizadas en el campo de la Genética Humana.
Un artículo de la prestigiosa revista Nature Genetics y dirigido por el Consorcio Internacional del Fenotipado de Ratón (IMPC) argumenta (si cabe aún más) el gran beneficio que estos pequeños mamíferos aportan a la comunidad científica. Este estudio del genoma de ratón revela nuevas funciones génicas y su papel en enfermedades humanas.
Antes de entrar en materia, vamos a repasar las razones de por qué Mus musculus resulta tan atractivo en los estudios biomédicos:
- Su pequeño tamaño permite un manejo y manipulación fácil, además de una sencilla crianza y cuidado.
- El corto tiempo de gestación y reproducción permite que se puedan estudiar diferentes generaciones. Además tienen un alto número de crías en comparación con la especie humana.
- La gran similitud con respecto a los humanos, tanto del genoma (el hombre y el ratón comparten más del 95% de los genes) como del sistema inmune, permite extrapolar resultados a nuestra especie.
Sin embargo, lo que les hace especialmente atractivos en este campo es la capacidad de poder ser manipulados genéticamente. Los modelos de ratón knock-out son muy útiles en los estudios de problemas biológicos complejos y nos abren la posibilidad de analizar la acción de un gen o una proteína.
¿Qué es un ratón knock-out?
Un ratón knock-out es un ratón modificado genéticamente en el que uno o varios genes son inactivados del genoma del mediante una técnica llamada bloqueo de genes. Este experimento se realiza para comprender el papel y función de un determinado gen, pues si un proceso se ve alterado tras el bloqueo de éste, podemos relacionar automáticamente este gen inactivo con dicha función.
En primer lugar se suprime un gen y posteriormente se estudian las diferencias que presenta el ratón modificado genéticamente con respecto al ratón normal, wild type. Aquí tenéis un sencillo esquema de cómo son creados los ratones knock-out:
El proyecto dirigido por el Consorcio Internacional del Fenotipado de Ratón (IMPC) utilizó esta técnica de modificación y recorrió el genoma de ratón en busca de genes causantes de enfermedades raras. Los investigadores eliminaron uno por uno los diferentes genes y estudiaron el efecto de la inactivación de cada gen. Además analizaron si existía relación entre estos genes y las diferentes enfermedades raras, pues todavía se desconoce el gen causante de la mayoría de ellas. Finalmente, gracias a toda esta información, se pudo crear un catálogo genético funcional del ratón de laboratorio en el que se recogen 360 nuevos modelos de enfermedades humanas.
Vemos que estos pequeños mamíferos son “héroes sin capa”, pues gracias a ellos podemos conocer más sobre el origen genético de las enfermedades raras que afectan a la población, además de poder acelerar el desarrollo de nuevas terapias para la mayoría de estas enfermedades raras que, desgraciadamente, no presentan tratamientos asociados.
Pero los “superpoderes” de estos ratones no cesan aquí. Como si se tratara de una película de James Cameron, hoy en día (y no en Pandora), podemos encontrar ratones avatar.
El investigador Manuel Hidalgo publicó hace unos años un artículo en la revista Clinical Cancer Research en el que se detallaba una estrategia de medicina personalizada para tratar el cáncer avanzado y de mal pronóstico, basada en la utilización de ratones como organismo modelo, los cuales fueron “bautizados” como “ratones avatar”.
Los ratones avatar son ratones a los que se les ha injertado una réplica del tumor de un paciente con cáncer. El tumor crece en el ratón en unas condiciones similares a las del cuerpo del paciente, de modo que los investigadores pueden probar diferentes medicamentos para descubrir cuál es la mejor combinación para esa persona y para ese tumor en concreto. Así, una vez seleccionado el tratamiento más efectivo en el ratón, la solución se traslada al paciente.
La utilización de los ratones avatar constituye una prometedora aproximación terapéutica para el tratamiento del cáncer, aunque el procedimiento tiene todavía algunas limitaciones.
Los resultados de estos trabajos son sin duda una esperanza para la comunidad científica, quien no cesa sus investigaciones con el fin de encontrar soluciones para cada una de las enfermedades existentes. Sin embargo, no debemos olvidar a los héroes sin capa que participan en cada experimento: los ratones de laboratorio.
Fuente: https://revistageneticamedica.com/2017/08/25/genoma-de-raton/