Irene Sebastián
Hoy en día ya es posible (técnicamente) elegir el sexo de un bebé. Evidentemente, a nivel práctico, esta posibilidad ha abierto un debate en la sociedad actual, ya que existen una serie de consideraciones éticas, sociales y legales.
¿En qué contextos se puede emplear?
Existen tres contextos donde una pareja puede plantearse hacer la selección del sexo de su bebé. La primera de ellas es por razones médicas, cuando se pretende prevenir el nacimiento de niños que estén afectados o que corran riesgo de padecer una enfermedad ligada al sexo. La segunda sería por una razón electiva, donde se busca un equilibrio familiar. Por ejemplo, si todos los hijos de una familia son del mismo sexo, los padres eligen tener uno que sea del sexo opuesto. Y, por último, el caso de preferencia por un determinado género debido a prejuicios sociales, culturales y económicos. En este caso, se intensifica la discriminación, especialmente contra las mujeres.
¿Cómo se realiza?
Actualmente se emplean dos técnicas avanzadas. Una de ellas es la llamada MicroSort en la que se produce una separación de los espermatozoides dependiendo de si portan el cromosoma X (femenino) o el cromosoma Y (masculino). ¿Esto cómo se sabe? Debido a que la carga de material genético del cromosoma X es 2,8% mayor que la del cromosoma Y. La separación por sexos se realiza mediante una citometría de flujo. Esta técnica consiste en hacer incidir un rayo de luz láser sobre una suspensión acuosa donde se encuentran los espermatozoides y permite separarlos dependiendo de la carga genética.
Por otra parte, también existe la técnica del Diagnóstico Genético Preimplantacional, más conocida como PGD por sus siglas en inglés. Esta técnica consiste en realizar una biopsia a embriones obtenidos por fecundación in vitro. Tras 3 o 5 días de desarrollo, se toman unas pocas células del embrión para extraer su material genético y se comprueba si hay un número anormal de cromosomas (aneuploidía). Si no fuera correcto el número de cromosomas, estas aneuploidías acabarían derivando en abortos o fallos en la implantación del embrión, y sólo en unos pocos casos el feto acabaría desarrollándose. Una vez confirmado que el embrión no tiene defectos genéticos, se determina el sexo y se seleccionan los embriones para su posterior implantación.
La técnica de PGD es mucho más precisa que la de técnica de MicroSort. Suelen tener un coste muy elevado debido a que se realiza en clínicas de reproducción. Aunque en ocasiones, se suele emplear la técnica MicroSort por motivos éticos personales, ya que no se trabaja con embriones.
La selección del sexo dependiendo del país
Aquí en España están permitidos todos los tratamientos de reproducción asistida, exceptuando la gestación subrogada y la selección del sexo. En 2013 se lanzó una propuesta legislativa popular para autorizar la selección del sexo con fines no terapéuticos, pero no fue llevada a cabo. Así que, por el momento, en España únicamente se permite la determinación del sexo por razones médicas, al igual que en el resto de Europa, algunos países asiáticos, algunos estados de EE.UU., Nueva Zelanda y Australia; donde en 2015 también se lanzó una consulta popular sobre este tema. Sin embargo, hay algunos países en la que su legislación sí que lo permite, como son el resto de estados de EE. UU., Bélgica y México, por lo que muchas personas suelen viajar a estos países para someterse a los tratamientos de reproducción asistida, lo que comúnmente se llama turismo reproductivo.
Como se ha mencionado anteriormente, existen ocasiones en las que hay una preferencia por un sexo determinado. Hay países en los que no existe una preferencia de sexo clara, como es el caso de Alemania, pero en países como China y la India sería inviable legalizar la selección del sexo debido a la preferencia que hay por los hijos varones, por razones culturales y económicas. Y por ello, el Tribunal Supremo de la India ha dictaminado que los gobiernos intensifiquen la vigilancia hacia las clínicas, ya que se están cometiendo irregularidades en cuanto a esto.
La controversia respecto a este tema ha suscitado numerosos debates. A día de hoy, la polémica no está zanjada, por lo que todavía dará mucho de qué hablar.