Rubén Megía González
Tanto en ciertas sagas de la industria cinematográfica como entre las páginas del típico tebeo de superhéroes, se utiliza la palabra “mutante” para referirse a casi cualquier persona, animal o cosa que tiene poderes sobrehumanos, ya los use para el bien o para destruir planetas. No sé a vosotros, pero a mi cada vez que la utilizan de este modo los ojos se me enrojecen, el pelo se me eriza y lo único que me salva de aniquilar el Universo es pensar que se trata de ciencia ficción y que la biología de estos universos de ficción podría ser totalmente diferente a la que tenemos en el mundo real.
Lo cierto es que la cultura es una poderosa herramienta de información y yo no puedo irme a dormir tranquilo sabiendo que hay obras literarias, películas y demás haciendo creer a la población no formada en Genética que ser un mutante es esto (al menos en nuestra realidad). Porque, en realidad, todos nosotros somos mutantes.
¿Qué es un mutante?
En esencia, un mutante es cualquier organismo cuyo genoma ha sido alterado en comparación con el genoma de referencia de la especie. Por ejemplo, una bacteria a la que le introducimos el gen humano de la insulina o un ratón con una variación en uno de sus genes serían mutantes. En esto coincidimos biólogos y guionistas. La cosa es que ser mutante no es tan raro como podrías creer. De hecho, tanto tú (sí, tú, la persona que está leyendo este post) como yo somos mutantes.
Actualmente se estima que, tras el nacimiento, nuestro ADN presenta unas 60 nuevas mutaciones que no se encuentran en el genoma paterno ni materno. En la mayor parte de los casos, estas mutaciones suelen estar en regiones no codificantes del genoma, por lo que su efecto no se traduce en el fenotipo de la persona. En el resto de casos, las mutaciones pueden producir alteraciones en el fenotipo de la persona, como en su color de ojos o su riesgo a sufrir ciertas enfermedades.
Las mutaciones en la cultura popular vs. las mutaciones en la vida real
Por lo general, en la literatura fantástica y en el cine da la impresión de que cuando alguien sufre una mutación, inmediatamente adquiere poderes sobrehumanos. Y esto, como biólogo que soy, me da una rabia tremenda. ¡No todo son mutaciones beneficiosas!
Pensad en nuestro organismo como si fuese una máquina formada por distintas piezas. Bien, pues una mutación (siempre que se produzca en todo el organismo, que de eso hablaré luego) podría provocar un cambio en una de estas piezas. Lo más probable en una máquina que funciona correctamente de serie es que un cambio de una pieza por otra provoque un fallo en el funcionamiento (mutación deletérea) o, si son piezas similares, funcione de igual modo (mutación neutra).
En segundo lugar, suponiendo que se produce una mutación beneficiosa, hay que tener en cuenta el momento en el que se produce. Si se produce en el cigoto o en estadios tempranos del desarrollo, todas (o casi todas) las células del organismo presentarán la mutación y su efecto beneficioso. No obstante, si la mutación se produce después del nacimiento, no serviría simplemente con que ocurriese en una sola célula del organismo.
En muchas películas el/la protagonista es totalmente normal, hasta que “algo”, como una araña radiactiva o una explosión de rayos cósmicos cambia algo en ellos y, de repente, tienen superpoderes. En la realidad, la misma mutación beneficiosa tendría que producirse en todas las células del organismo (o, al menos, en las células de un órgano completo) para que una persona pudiese disfrutar de las ventajas que le da esta mutación sobre el resto de individuos.
Pero, ¿Qué sucede cuando se produce una mutación beneficiosa y, además, está presente en todo el organismo?. En ciertos casos, una pieza diferente podría generar una nueva función, (aunque no en el 100% de los casos al que nos tienen acostumbrados el cine o los cómics de superhéroes). Es el caso de los Bajau, una tribu del sudeste de Asia que, gracias a ciertas mutaciones en el gen PDE10A, pueden aguantar hasta 13 minutos bajo el agua sin respirar. Otro ejemplo es el de las personas con tetracromatismo, que son capaces de distinguir más colores que el resto de humanos debido a mutaciones en su ADN.
Y bien, hasta aquí el post de hoy. Ahora que sabéis que sois mutantes, seguro que os interesa conocer algunas mutaciones que conceden “superpoderes”. ¡Si es vuestro caso, no os podéis perder nuestra sección especial “Superpoderes genéticos”!