El sistema nervioso, el centro de mando de nuestro cuerpo, es un sistema que comienza a formarse desde etapas muy tempranas del desarrollo embrionario y continúa madurando durante los primeros años de vida. Este proceso, tan fascinante como delicado, depende de una compleja interacción entre factores ambientales y biológicos, entre los que se encuentran los factores genéticos. Por tanto, la genética puede jugar un papel fundamental en el desarrollo de las enfermedades neuropediátricas, un grupo de trastornos que afectan al cerebro, la médula espinal, los nervios y otros componentes del sistema nervioso en pacientes pediátricos.
A continuación, veremos algunas de las principales enfermedades neuropediátricas y cómo la genética puede ayudar no solo a entender mejor su origen, sino también a mejorar el diagnóstico, personalizar los tratamientos y anticiparnos en la intervención clínica.
Epilepsias de origen genético
La epilepsia es una condición neurológica que afecta a entre 4 y 11 de cada 1.000 infantes menores de 14 años y que está caracterizada por crisis recurrentes debido a una actividad eléctrica anormal en el cerebro. En la infancia, muchas epilepsias tienen un origen genético, especialmente aquellas que se manifiestan de forma temprana y con crisis difíciles de controlar.
Algunas formas, como la epilepsia mioclónica severa de la infancia (síndrome de Dravet), están causadas por mutaciones en el gen SCN1A, que codifica un canal de sodio crucial para la transmisión del impulso nervioso. Otros genes como KCNQ2, STXBP1 o CDKL5 también se han relacionado con epilepsias infantiles, muchas de ellas de curso grave y asociadas a discapacidad intelectual.
En el caso de las epilepsias infantiles, las pruebas genéticas no solo ayudan a confirmar el diagnóstico, sino que, en ciertos casos, pueden ayudar a sub-clasificar la enfermedad y ofrecer un tratamiento mucho más personalizado.
Atrofia muscular espinal
La atrofia muscular espinal (AME) es una de las enfermedades neuromusculares pediátricas hereditarias más conocidas. Se trata de una de las enfermedades neuromusculares más comunes y está presente en 2 de cada 100.000 personas. La AME afecta a las neuronas motoras de la médula espinal, responsables del control del movimiento, y causa una debilidad muscular progresiva que puede comprometer funciones vitales como la deglución o la respiración.
Está causada principalmente por mutaciones en el gen SMN1, que codifica la proteína SMN (Survival Motor Neuron Protein), una proteína necesaria para la supervivencia de las neuronas motoras. Las alteraciones en SMN1 hacen que la proteína SMN se vea truncada, lo que provoca la degeneración de las neuronas motoras y la aparición de la sintomatología típica de la enfermedad.

Gracias al diagnóstico genético precoz y a los nuevos tratamientos dirigidos, como la terapia génica Zolgensma aprobada en 2019, o los avances en el tratamiento con fármacos como el Risdiplam, el pronóstico de los pacientes ha mejorado notablemente en los últimos años.
Trastornos del desarrollo intelectual
Dentro de las enfermedades neuropediátricas también se encuentran los trastornos del desarrollo intelectual, condiciones neurológicas caracterizadas por un funcionamiento intelectual significativamente inferior al promedio. Este tipo de trastornos, que suelen manifestarse en etapas tempranas de la infancia, suelen estar acompañados de limitaciones en habilidades adaptativas como la comunicación, el cuidado personal, la vida social o la autonomía del paciente.
Se estima que aproximadamente un 1% de la población española presenta algún tipo de trastorno del desarrollo intelectual. Según la Asociación Española de Pediatría, los infantes con este tipo de trastornos lo presentan en coexistencia con trastornos motores (7%), alteraciones neurosensoriales (7%), epilepsia (10%) o trastorno del espectro autista (2%)
A nivel genético, se han identificado cientos de genes asociados a la discapacidad intelectual, como FMR1 (relacionado con el síndrome X-Frágil), MECP2 (asociado al síndrome de Rett) o UBE3A (relacionado con el síndrome de Angelman). Estos genes cumplen funciones esenciales para el desarollo y el mantenimiento del sistema nervioso, incluyendo la sinaptogénesis y la plasticidad neuronal entre otros.
Los últimos avances en genética molecular están ayudando a diagnosticar y clasificar los diferentes trastornos que provocan déficit intelectual. Esto ayuda a predecir la evolución clínica de cada paciente y, en ciertos casos, a orientar tratamientos personalizados.
Trastornos del espectro autista
Uno de los grupos más estudiados dentro de las enfermedades neuropediátricas son los trastornos del espectro autista (TEA), que afectan la comunicación, la interacción social y el comportamiento de aproximadamente 1 de cada 100 infantes. Aunque no existe una única causa genética, se han identificado más de un centenar de genes asociados a un mayor riesgo de desarrollar TEA.
Entre los más conocidos están los genes SHANK3, MECP2 o SCN2A, implicados en la sinapsis neuronal y en la regulación de la expresión génica en el cerebro. No obstante, se trata de un grupo de trastornos bastante complejo en el que recientes estudios continúan aportando datos clave para entender los mecanismos genéticos detrás del desarrollo de TEA.
En cuanto a las pruebas genéticas, no suelen realizarse en casos de TEA. Al menos, no para el diagnóstico de este trastorno. No obstante, sí pueden emplearse para confirmar otras causas subyacentes como, por ejemplo trastornos como el síndrome de Rett o el síndrome de X-frágil, y ofrecer información para el asesoramiento genético familiar.
La genética como herramienta esencial en Neuropediatría
Como comentábamos, los estudios genéticos se han convertido en una herramienta fundamental para comprender las bases de muchas enfermedades neuropediátricas. Y es que, gracias a las técnicas actuales como la secuenciación genómica y el análisis de variantes patogénicas, es posible identificar alteraciones específicas que pueden ayudar a adaptar el manejo clínico y a ofrecer asesoramiento genético familiar.
En este contexto, es esencial que los profesionales estén formados en la materia. Por ello, desde Genotipia hemos creado un programa específico, Experto en Genética y Neuropediatría. Este programa, que profundiza en las bases genéticas de las enfermedades neurológicas y pediátricas, busca servir como guía a los profesionales que se dedican al diagnóstico y el manejo de las enfermedades neuropediátricas.