Rubén Megía González
Por lo general, un bebé promedio no mide mucho más de 50 centímetros tras su nacimiento. Sin embargo, con el tiempo su estatura aumenta, casi a un ritmo vertiginoso, hasta alcanzar el metro a los cuatro años. Lo mismo sucede con la masa del pequeño, que aumenta desde unos 3,5kg en el momento del parto hasta los 16kg cuando cumple los cuatro años de edad. ¿Cómo es posible? Algo debe pasar en el cuerpo de un infante para que, en cuestión de solo cuatro años, duplique su estatura y quintuplique su masa.
Te adelanto que no se trata de un encantamiento “engorgio” ni ningún tipo de capacidad sobrenatural que solo poseen los bebés. Lo que ocurre con los bebés en esta etapa no es diferente a lo que sucede diariamente en nuestro cuerpo: las células se han multiplicado, dando lugar a nuevas células. La diferencia es que, mientras que en los pequeños, el proceso responsable de multiplicar nuestras células actúa a un ritmo frenético, en adultos se ve reducido. Este proceso es conocido como “mitosis”.
La mitosis es un proceso de división celular mediante el que se obtienen dos células idénticas a partir de una sola célula. Dicho proceso es imprescindible para el crecimiento y mantenimiento de todos los organismos pluricelulares y es esencial en la reproducción de los organismos asexuales, unicelulares y pluricelulares. En este blog me centraré únicamente en la mitosis, propia de los organismos eucariotas, pero los procariotas también son capaces de dividirse.
La mitosis consta de cuatro fases: profase, metafase, anafase y telofase. Antes de explicar detenidamente cada fase y lo que ocurre en ella, me gustaría explicarte el contexto en el que se encuentra una célula que va a dividirse. Justo antes de comenzar la mitosis, las células se encuentran en un estadio del ciclo celular conocida como interfase. La interfase comprende el tiempo desde que una célula “nace” a partir de la mitosis de su célula progenitora, hasta que comienza su división. Durante esta fase, las células crecen y duplican su ADN, que se encuentra compartimentado en el núcleo celular.
Justo antes de comenzar la mitosis, además, se duplica el centrosoma, una estructura celular formada por dos grandes cilindros proteicos llamados centriolos y un conjunto de agregados proteicos denominados “material pericentriolar”. Durante la interfase, el centrosoma es el orgánulo celular encargado de regular los microtúbulos, estructuras que forman el “esqueleto” de las células.
Profase
La profase es la primera fase del proceso de mitosis de una célula. Esta fase comienza con la formación de los cromosomas. Previamente, el ADN se encontraba enrollado en una “maraña” llamada cromatina, que en esta fase se “ordena”, condensandose en las estructuras que conocemos como “cromosomas”. Esta condensación está estrechamente relacionada con la fosforilación de las histonas, proteínas que “organizan” el material genético.
Durante esta fase, cada uno de los centrosomas obtenidos anteriormente se coloca en uno de los dos polos de la célula, cada uno en uno.
Es importante recordar que en la profase la célula tiene su material genético duplicado. De hecho, si observamos un cromosoma en esta fase, veremos que está formado por dos partes iguales unidas en su zona central. A estas partes se les denomina “cromátidas”.
Prometafase
Algunos autores denominan prometafase a la parte final de la profase, distinguiéndola como una fase posterior a la profase.
Cuando una célula llega a la prometafase, su membrana nuclear comienza a fragmentarse en pequeñas vesículas. El ADN de la célula está totalmente condensado en forma de cromosomas y ha desaparecido el nucleolo. En ese momento, los centrosomas extienden los microtúbulos desde cada uno de los centrosomas hasta los centrómeros de los cromosomas. A estos microtúbulos, en conjunto, se los conoce como “huso mitótico”.
Los microtúbulos del huso mitótico tendrán un papel esencial en fases posteriores.
Metafase
Durante la metafase, los cromosomas, unidos por sus centrómeros a los microtúbulos del huso mitótico, son arrastrados al ecuador de la célula, formando lo que se conoce como “placa ecuatorial”.
El desplazamiento de los cromosomas hacia la placa ecuatorial es fruto de la acción de proteínas motoras, el acortamiento y la elongación de los microtúbulos del huso mitótico.
Anafase
Tras la disposición ecuatorial de los cromosomas en la metafase, durante la anafase se produce una rotura de las conexiones entre las cromátidas hermanas que forman los cromosomas. Esta separación de las cromátidas es mediada por la acción de los microtúbulos del huso mitótico.
Cada una de las cromátidas hermanas comienza a ser arrastrada hacia uno de los polos. Si todo ha progresado de forma adecuada, al final de la anafase, cada polo de la célula progenitora dispone de una copia idéntica de toda la información genética del organismo. Esto es esencial, ya que cada célula hija deberá recibir una copia idéntica del material genético a la célula progenitora.
Telofase
Durante esta fase, el material genético vuelve a rodearse por la membrana nuclear. De hecho, si observamos una célula en este momento, encontramos dos núcleos en lugar de uno. Además, el ADN vuelve a descondensarse en forma de cromatina.
Durante esta fase, también comienza un nuevo proceso, la citocinesis. La citocinesis es, en esencia, la separación del citoplasma de la célula progenitora en dos partes. Cada una de estas partes dará lugar a una nueva célula.
De este modo, a partir de una sola célula obtenemos dos nuevas células idénticas, con la misma información cromosómica que la célula progenitora. ¡Fantástico!
¿Te ha parecido interesante? ¿Quieres conocer alguna particularidad de la mitosis? ¿Te quedan dudas? ¡Escríbenos un comentario!
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