El diagnóstico genético prenatal permite detectar alteraciones genéticas o cromosómicas en el feto antes del nacimiento. La información que proporciona facilita la identificación temprana de enfermedades hereditarias o anomalías congénitas. Además, ayuda a los futuros progenitores a tomar decisiones informadas sobre el manejo del embarazo y la atención médica del bebé.
En este artículo, exploraremos los distintos tipos de pruebas genéticas prenatales, su utilidad y la importancia de la formación en genética para los profesionales de la salud.
¿En qué consiste el diagnóstico genético prenatal?
El diagnóstico genético prenatal abarca un conjunto de pruebas diseñadas para evaluar el material genético del feto y detectar posibles alteraciones.
Estas pruebas se dividen en dos categorías principales:
- Pruebas de cribado prenatal: no diagnostican una enfermedad de manera definitiva, pero indican la probabilidad de que el feto tenga ciertas condiciones genéticas.
- Pruebas de diagnóstico prenatal: confirman o descartan la presencia de una alteración genética o cromosómica.
Pruebas de cribado genético prenatal
Como indicamos anteriormente, las pruebas de cribado prenatal buscan estimar el riesgo de que el feto presente ciertas alteraciones cromosómicas. Son estudios menos invasivos y se realizan a partir de muestras de sangre materna y/o ecografías. Entre las principales pruebas se incluyen:
– Cribados basados en marcadores de la sangre materna o ecografía (no implican análisis directo del material genético pero sí evalúan algunos parámetros asociados a la presencia de alteraciones cromosómicas en el feto):
- Cribado del primer trimestre. Consiste en una combinación de análisis sanguíneo y ecografía entre las semanas 10 y 13 del embarazo.
En este cribado suelen analizarse dos biomarcadores séricos en la sangre materna: la proteína A placentaria asociada al embarazo (cuyos niveles bajos se asocian a riesgo de ciertas anomalías cromosómicas y complicaciones) y la fracción libre de la gonadotropina coriónica humana beta producida por la placenta.
La ecografía sirve para estimar la translucencia nucal, que informa sobre un espacio lleno de líquido que se sitúa cerca de la parte posterior del cuello del feto.
El cribado del primer trimestre ayuda a evaluar el riesgo de aneuploidías como el síndrome de Down (trisomía 21) y el síndrome de Edwards (trisomía 18). La tasa de detección de trisomía 21 alcanza el 87%. - Cribado del segundo trimestre. En este cribado se Incluye el test cuádruple, que mide cuatro componentes en la sangre materna para estimar el riesgo de anomalías cromosómicas y defectos del tubo neural. Estos componentes son la alfa-fetoproteína, el estriol, la gonadotropina coriónica humana y la inhibina A. Se realiza entre las semanas 15 y 22 de gestación. Con este tipo de cribado la tasa de detección de trisomía 21 alcanza el 81%. Y si se combina con el cribado del primer trimestre la tasa de detección alcanza el 96%.
La ecografía se utiliza de forma rutinaria a lo largo de todo el embarazo y permite detectar ciertos defectos congénitos obvios, que pueden indicar mayor riesgo de anomalías genéticas, aunque no pueden identificar cuál es el problema concreto.
Cribados genéticos (basados en la detección y análisis de ADN fetal)
- Test de ADN fetal libre en sangre materna (cfDNA o NIPT): Se basa en el análisis del ADN fetal presente en la sangre materna para detectar aneuploidías con alta precisión.
La fracción de ADN fetal, que se piensa que deriva de las células fetales de la placenta, es pequeña en comparación con la fracción de ADN materno (entre un 3 y un 20%) y está compuesta por fragmentos cortos de ADN, que requieren un tipo de análisis específico.
Este cribado suele realizarse a partir de la semana 10 del embarazo. La tasa de detección de trisomía 21 alcanza el 98.8%. Además, esta estrategia permite detectar también trisomías en otros cromosomas y alteraciones en el número de cromosomas sexuales y mejora la detección en embarazos de gemelos.
Es importante destacar que una prueba de cribado positiva no confirma la presencia de una alteración genética, sino que indica un mayor riesgo, por lo que debe complementarse con pruebas de diagnóstico. Igualmente, que los resultados sean normales no implica que pueda descartarse por completo la presencia de anomalías genéticas.

Pruebas de diagnóstico genético prenatal
Cuando una prueba de cribado sugiere un alto riesgo de alteración genética, o cuando una pareja tiene un elevado riesgo de transmitir una enfermedad monogénica a la descendencia, se pueden realizar estudios genéticos diagnósticos más específicos.
– Diagnóstico genético prenatal invasivo
Cuando la prueba de cribado de alteraciones cromosómicas indica riesgo de alteración genética o los hallazgos ecográficos apuntan a una sospecha de enfermedad monogénica en el feto los procedimientos son invasivos, ya que requieren la obtención de células fetales a través de técnicas como la amniocentesis o el muestreo de vellosidades coriónicas.
- Amniocentesis. Esta prueba consiste en la extracción de líquido amniótico mediante una punción abdominal para analizar el ADN fetal y detectar aneuploidías o enfermedades monogénicas. Se realiza entre las semanas 16 y 20 de gestación.
- Muestreo de vellosidades coriónicas (CVS). Consiste en la obtención de una muestra de la placenta para el análisis cromosómico o molecular del ADN fetal. Puede realizarse entre las semanas 11 y 13 de embarazo.
Una vez se obtiene la muestra de células fetales o ADN fetal, se procesa en función de la técnica a utilizar. Para el diagnóstico de enfermedades genéticas concretas como la atrofia muscular espinal se extrae el ADN a partir de las células del feto y se analiza el gen responsable de la enfermedad. Para el diagnóstico de anomalías cromosómicas puede utilizarse la técnica FISH (Hibridación In Situ Fluorescente), aunque cada vez más se utiliza una técnica para analizar el genoma completo, el array-CGH, que tiene mayor resolución que el cariotipo o FISH y permite detectar ganancias o pérdidas de ADN de poco tamaño.
Ambos procedimientos tienen un riesgo bajo de complicaciones, como infección o pérdida del embarazo, por lo que su indicación debe ser cuidadosamente evaluada por el equipo médico.
– Diagnóstico genético prenatal no invasivo
En algunos casos el diagnóstico genético prenatal puede realizarse de forma menos invasiva, a partir de muestra de sangre de la madre, sin necesitar específicamente tejidos de origen fetal.
Por ejemplo, en casos de enfermedades mendelianas, causadas por mutaciones en un único gen, es posible testar genes específicos en el feto a partir de una muestra de sangre materna para detectar variantes genéticas concretas.
Si en una biopsia líquida de este tipo la variante patogénica conocida está en el ADN del feto pero no en el ADN de la madre (no es portadora), esto implica que pertenece al feto y es de origen paterno o se trata de una nueva mutación (de novo). En el caso de que la madre sea portadora, no sería posible asegurar la presencia en el feto y sería necesario una prueba invasiva.
La detección de alteraciones genéticas mediante diagnóstico prenatal no invasivo requiere de unas condiciones muy estrictas y deben considerarse muchos factores. Por ejemplo, la fracción de ADN fetal respecto al ADN materno debe superar un límite y no es adecuado para embarazos múltiples, con algunas excepciones.

Pruebas genéticas previas a la implantación
En los casos en los que se recurre a fecundación in vitro para obtener un embarazo, es posible realizar pruebas genéticas previas a la implantación (PGT, por sus siglas en inglés) para analizar la carga genética de los embriones antes de ser transferidos al útero.
El objetivo de estas pruebas es identificar embriones con alteraciones cromosómicas o mutaciones genéticas asociadas a enfermedades hereditarias, para poder seleccionar aquellos con mayor probabilidad de desarrollo saludable. Están indicadas en pacientes con enfermedades genéticas monogénicas y enfermedades ligadas al sexo, así como en pacientes con alteraciones cromosómicas estructurales o pacientes con mayor riesgo a producir embriones con aneuploidías.
Estas pruebas no sustituyen el cribado ni el diagnóstico prenatal, pero pueden reducir el riesgo de transmisión de enfermedades genéticas en parejas con antecedentes familiares o problemas reproductivos.
Finalmente, conviene recordar que el diagnóstico genético prenatal debe ir acompañado de asesoramiento genético por parte de profesionales cualificados, que permita a la familia comprender el objetivo de la prueba y la repercusión de los resultados, para tomar decisiones informadas. Precisamente en Genotipia tenemos un curso de Asesoramiento Genético en la Práctica Clínica.
Fuentes y bibliografía:
American College of Obstetricians and Gynecologists. https://www.acog.org/womens-health/faqs/genetic-disorders
Técnicas invasivas en diagnóstico prenatal 2022. https://sego.es/documentos/progresos/v66-2023/n2/05%20Tecnicas%20invasivas%20en%20diagnostico%20prenatal%202022.pdf
Dungan JS, et al. Noninvasive prenatal screening (NIPS) for fetal chromosome abnormalities in a general-risk population: An evidence-based clinical guideline of the American College of Medical Genetics and Genomics (ACMG). Genet Med. 2023 Aug;25(8):100874. doi: https://doi.org/10.1016/j.gim.2023.100874
Prenatal Genetic Screening Tests. https://www.acog.org/womens-health/faqs/prenatal-genetic-screening-tests
Prenatal Genetic Testing. https://my.clevelandclinic.org/health/diagnostics/24136-pregnancy-genetic-testing
Pruebas prenatales para detectar trastornos genéticos y defectos congénitos. https://www.msdmanuals.com/es/hogar/salud-femenina/detecci%C3%B3n-de-trastornos-gen%C3%A9ticos-antes-y-durante-el-embarazo/pruebas-prenatales-para-detectar-trastornos-gen%C3%A9ticos-y-defectos-cong%C3%A9nitos