Amparo Tolosa, Genotipia
La fecundación in vitro es una técnica de reproducción asistida que permite fecundar un óvulo con un espermatozoide fuera del útero. Esta tecnología facilita obtener un embarazo en parejas con ciertos problemas de fertilidad y además, permite evitar la transmisión de mutaciones responsables de enfermedades de los progenitores a la descendencia.
La fecundación in vitro implica la manipulación, tanto del óvulo y el espermatozoide, como del cigoto o embrión en sus primeras etapas. Esta manipulación plantea cierta preocupación acerca de sus posibles efectos sobre la salud del embrión, de los recién nacidos o de los adultos concebidos por este método. A este respecto, diversos estudios han reportado que los embriones obtenidos mediante fecundación in vitro muestran inestabilidad cromosómica antes de ser implantados en el útero. Esta inestabilidad genómica podría, por ejemplo, llevar a que los embriones muestren mosaicismo (presencia de células de diferente composición genómica) con mayor frecuencia que los embriones producidos in vivo.
Cuando un embrión tiene alteraciones genómicas importantes lo habitual es que estas comprometan su desarrollo, y el embrión no progrese más allá de las primeras etapas. La presencia de alteraciones, además, puede influir en el éxito de la transferencia del embrión tras la fecundación in vitro. No obstante, tras esta selección natural algunos embriones con alteraciones pueden continuar su desarrollo. ¿Cuál es la extensión de la inestabilidad genómica en embriones obtenidos por fecundación in vitro y embriones concebidos in vivo? ¿Se mantienen estas alteraciones durante el desarrollo fetal y edad adulta?
Con el objetivo de responder a estas preguntas, investigadores de diversos centros internacionales han analizado el ADN de muestras de tejido fetal y de la placenta, tomadas tras el parto, en embarazos obtenidos tras fecundación in vitro y embarazos en los que no han intervenido técnicas de reproducción asistida.
Los investigadores encontraron aberraciones cromosómicas de novo (no transmitidas por los padres) en aproximadamente un 10.8% de los embarazos. El equipo plantea que estos cambios, que se encuentran distribuidos por todo el genoma, se producen debido a sucesos de inestabilidad genómica y se mantienen debido a que no afectan a supervivencia del embrión ni a la función de la placenta.
Además, el análisis genómico ha revelado que la mayor presencia de mosaicismo cromosómico, observada en los embriones obtenidos por fecundación in vitro, no se mantiene en las etapas posteriores del desarrollo. Los resultados indican también que en los recién nacidos concebidos por fecundación in vitro, la frecuencia con la que se producen alteraciones cromosómicas es similar a la de los embriones concebidos de forma natural.
“Nuestros resultados confirman que el procedimiento de fecundación in vitro no tiene efectos negativos sobre reorganizaciones genómicas de gran tamaño en los linajes fetales y de la placenta de los recién nacidos con vida”, concluyen los autores del trabajo. “Esto ayuda a eliminar una preocupación importante sobre la salud relativa a los neonatos por fecundación in vitro”.
Referencia: Zamani Esteki M, et al. In vitro fertilization does not increase the incidence of de novo copy number alterations in fetal and placental lineages. Nat Med. 2019. Doi: http://dx.doi.org/10.1038/s41591-019-0620-2
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