El dolor causa estrés y está asociado a una mayor mortalidad. Sin embargo, hasta el momento no estaba claro si la percepción del dolor, en principio un rasgo necesario que ha evolucionado para avisar al organismo ante posibles estímulos nocivos, podía influir en el envejecimiento.
Investigadores del Salk Institute for Biological Studies han descubierto que ratones que carecen del receptor del dolor TRPV1 (transient receptor potential catión cannel subfamily V member 1) viven más y mantienen un metabolismo más joven en la edad adulta que los ratones control. La ausencia del receptor provoca una reducción en la producción del neuropéptido CGRP (calcitonin gene related peptide), lo que promueve la producción de insulina e induce un metabolismo más activo. Además, la inactivación farmacológica de TRV1 en ratones de más edad inducía una activación de su metabolismo hacia uno más sano.
Estos resultados profundizan en las repercusiones del dolor en el organismo y apuntan hacia la posibilidad no sólo de buscar métodos para controlar el dolor sino también de mejorar la salud metabólica y controlar el envejecimiento mediante la regulación de los receptores del dolor y la producción o función del neuropéptido CGRP.