El GTM analiza los diferentes tipos de vacunas frente al COVID-19 y las etapas de su desarrollo científico y tecnológico

Ministerio de Ciencia e Innovación

 

  • El Grupo de Trabajo Multidisciplinar explica en un documento informativo las diferentes aproximaciones para encontrar una vacuna para el SARS-COV-2
  • En sus recomendaciones finales, los expertos apuestan por potenciar la I+D+i nacional en vacunas, terapias y sistemas de diagnóstico frente a esta y otras epidemias y recomiendan incrementar la colaboración público-privada en su desarrollo

El Grupo de Trabajo Multidisciplinar, que asesora al Ministerio de Ciencia e Innovación y apoya al Gobierno en materias científicas relacionadas con el COVID-19 y sus consecuencias futuras, ha presentado un informe en el que sintetiza qué son las vacunas, qué diferentes aproximaciones hay frente al SARS-CoV-2 y en qué consiste todo el proceso por el que deben pasar hasta que lleguen a la población: etapas preclínica y clínica, procedimiento de aprobación, desarrollo tecnológico y aplicación.

El documento divulgativo comienza subrayando que las vacunas son “el remedio más eficaz de control de enfermedades producidas por patógenos y representa uno de los avances más importantes en salud pública global”: se calcula que se han salvado unos 1.500 millones de vidas desde que se inició la vacunación, en 1796.

Es por esto que la comunidad científica consideró prioritario el desarrollo de una vacuna contra el SARS-CoV-2, que apareció como un nuevo virus perteneciente a la familia de los coronavirus, causante de un síndrome respiratorio severo agudo. Para ello, los investigadores han optado por varios procedimientos vacunales, cuyas diferencias se explican en este documento.

El informe también detalla cómo se desarrolla el proceso de autorización de una vacuna, un procedimiento muy regulado y regido por una extensa normativa legal que se aplica a todos los medicamentos y por el que, por tanto, deberán pasar los proyectos frente al COVID-19.

Los autores apuntan que una vez se completen todos los datos clínicos de las vacunas que se encuentran más adelantadas, y siempre que la evolución que de ellos hagan las agencias de medicamentos muestra un cociente beneficio/riesgo positivo, podrán empezar a administrarse. En este sentido, el informe señala que los primeros resultados son “muy esperanzadores” y es muy probable que puedan empezar a administrarse en enero de 2021. Solo una vacuna eficaz, afirman, podrá frenar la pandemia.

El documento incluye un capítulo de recomendaciones, en el que los autores sugieren que la aplicación de la vacuna se haga mediante una programación a nivel nacional. En su opinión, los primeros en recibirla deben de ser los grupos de mayor riesgo de muerte o de sufrir una enfermedad grave (personas mayores y personas de cualquier edad con factores de riesgo) y otros colectivos que por su profesión tienen un mayor riesgo de exposición al virus (como personal sanitario y socio-sanitario, fuerzas y cuerpos de seguridad).

Además, apuestan por potenciar la I+D+I nacional en vacunas, terapias y sistemas de diagnóstico para estar preparados frente a esta y otras epidemias en el futuro, así como incrementar la colaboración público-privada en su desarrollo.

 

 

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