Genética Médica News

Cuatro mujeres en la ciencia

Lucía Márquez Martínez, Genética Médica News

 

El 11 de febrero se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Imagen: FECYT.

Desde hace algunos años, cada 11 de febrero se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una cita que busca visibilizar la figura de las mujeres que trabajan en el ámbito científico y fomentar el interés de las más jóvenes por este tipo de disciplinas. No en vano, las estudiantes solamente representan el 30% del alumnado en las carreras de ciencias naturales, matemáticas e informática y apenas alcanzan el 23% en las ingenierías.

Con motivo de esta jornada tan especial, en 2017 se organizaron unas 350 actividades en toda España, mientras que este año la cifra se ha disparado y supera el millar. Entre los eventos se pueden encontrar desde charlas y talleres hasta cuentacuentos, exposiciones o visitas a los laboratorios. Además, también se han programado mesas redondas con investigadoras y sesiones de editatones (maratones de edición colectiva). Desde Genética Médica News hemos aprovechado la ocasión para charlar con cuatro mujeres que se hallan en momentos muy distintos de su trayectoria laboral y vital, pero que cuentan con un punto en común: su pasión por la ciencia.

La veterana es Rosa de Frutos, quien, a mediados del siglo XX se convirtió en una de las primeras catedráticas de genética en España. En un momento en el que no era tan común para las mujeres acceder a la educación superior (y todavía menos en disciplinas científicas) ella lo tuvo claro: “mi padre era farmacéutico y en mi casa se respiraba un ambiente científico, nunca se me ocurrió hacer algo de letras”.  Primero cursó Farmacia y luego Biología y, aunque recuerda que sí compartía clase con bastantes alumnas, señala que en otras disciplinas como Arquitectura “solamente había una chica por curso”.

En su momento el suyo fue un caso casi excepcional, pero, por suerte, en pocos años se convirtió en la norma, “antes muchas mujeres terminaban los estudios, se casaban y abandonaban la idea de desarrollar una carrera profesional. Pero esto fue cambiando y en pocos años las mujeres empezaron a ser conscientes del potencial que tenían y se incorporaron de forma plena al mundo del trabajo” recalca de Frutos.

En este sentido, María José López Sánchez, investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa apunta a que “hace menos de un siglo la mujer científica era sólo la sombra de su marido, también científico”. “En la actualidad las condiciones para realizar la ciencia son mejores, pero creo que el esfuerzo de la mujer para integrarse en el mundo de la ciencia ha sido muy valioso; la ciencia desde sus comienzos ha sido muy patriarcal debido al bajo número de mujeres en este campo, la mujer ha tenido que luchar mucho para ganar su credibilidad, su independencia y ser reconocidas como mujeres científicas”, señala la experta en genética.

 

mujeres y ciencia
“Hace menos de un siglo la mujer científica era sólo la sombra de su marido, también científico,” manifiesta una de nuestras científicas entrevistadas.

 

“Cada vez hay menos problemas para dedicarse a la ciencia siendo mujer, pero en el pasado había muchas complicaciones, todos los grandes científicos eran hombres, e incluso, en ciertas épocas, no dejaban publicar un artículo con una mujer de autora”, comenta Maya Santos, estudiante de Biología. “Afortunadamente, esto está cambiando, pero creo que sigue estando mejor visto socialmente que la mujer se quede en casa haciendo la comida, o que trabaje en trabajos de poco rango y los hombres ocupen los puestos de mayor liderazgo”, añade la benjamina del grupo, quien destaca entre sus referentes a la bióloga Lynn Margulis “una gran científica que me inspira y creo que ha inspirado a muchas mujeres para dedicarse a la ciencia”.

Según un estudio publicado en Science y elaborado por las universidades de Nueva York, Princeton e Illinois las niñas comienzan a menospreciar sus capacidades y a sentirse menos inteligentes que los niños a partir de los seis años. Para promover la vocación científica entre las más pequeñas, Rosa de Frutos anima a “fomentar el interés y la curiosidad por las cosas que les rodean, animar a recopilar conocimientos”. La experiencia de María José López corrobora esta propuesta, pues según cuenta decidió centrarse en la genética porque se considera “una persona muy curiosa, me gusta indagar el porqué de las cosas y entre todas las ramas de la biología me sentí atraída por ésta”. Dicen que la curiosidad mató al gato, pero también despertó la imaginación de una joven mente científica.

Los estereotipos actuales llevan a que las niñas comiencen a menospreciar sus capacidades y a sentirse menos inteligentes que los niños a partir de los seis años. De ahí la importancia de promover la ciencia desde edades tempranas.

Techos y cuotas

El techo de cristal es uno de los grandes temas de debate cuando se habla de ciencia y género. Así, mientras que en los laboratorios y en los puestos de base abundan ya las investigadoras, su número disminuye conforme se asciende en el escalafón. A este respecto, María José López, cree necesario “cambiar la mentalidad de la sociedad en cuanto al rol de la mujer fuera del ámbito doméstico y el papel de madre”. “Creo que esto va a cambiar bastante más rápido de lo que pensamos, ya que en otros aspectos hemos avanzado mucho: hace unos años era impensable que la mujer trabajase y el hombre cuidara de los hijos. Si en otros ámbitos se ha progresado, ¿por qué no puede pasar los mismo también en el mundo de la ciencia?”, añade Maya.

Por su parte, Ángela Pérez, CEO del Instituto de Medicina Genómica (Imegen), confiesa ser “muy, muy crítica” en este tema. “Para conseguir ciertos puestos es imprescindible estar dispuesta a sacrificar otros aspectos de tu vida, igual que lo hacen de forma normal los varones” resalta Pérez.

Así, la líder de Imegen considera que ejercer un cargo de alto nivel “requiere mucha dedicación y esto es incompatible con disponer de mucho tiempo libre. Por tanto, habrá tareas del cuidado de nuestros hijos que deberán hacer otras personas y esto es lo primero que tenemos que asumir”. “Si estamos dispuestas a dedicar parte de nuestra vida a acceder a este tipo de puestos, creo que nuestra capacidad y posibilidades de ascenso son similares entre hombres y mujeres”, concluye.

En su caso, debe manejarse por dos mundos copados tradicionalmente por la figura masculina: el ámbito científico y el empresarial. En el caso de las mujeres al frente de la empresa, Pérez apunta a que “todavía nos queda una generación o dos para asumir como normal dedicar menos tiempo a nuestra familia para concentrar nuestros esfuerzos en la dirección de nuestras empresas”. Según la líder de Imegen, “nosotras y la sociedad en general tenemos todavía una batalla que ganar contra nosotras mismas para ver como normal un papel que los varones han asumido sin problemas emocionales aparentemente durante años”. Para ello, en sus propias palabras “ayudaría mucho normalizar el papel del padre que cuida a sus hijos y de la madre que contrata ciertos servicios que no puede atender directamente”.

La astronauta Kate Rubins, primera persona en secuenciar ADN en el espacio, junto al dispositivo secuenciador y sistema de análisis. Imagen: NASA.

La implantación de cuotas suele ser uno de los puntos más controvertidos cuando se aborda la brecha de género en empresas e instituciones. Tanto es así, que María José López asegura que establecer estos cupos “fomentaría aún más la discriminación por género, podría hacer pensar incluso que las mujeres necesitan ese input para lograr una posición determinada”. Sin embargo, en su opinión, el simple hecho de que se pongan sobre la mesa este tipo de medidas “indica que la sociedad está siendo consciente de que existe una disparidad en el acceso de mujeres a ciertas posiciones laborales”.

“El gran dilema de la maternidad y los hijos sigue ahí- añade De Frutos- Yo no estoy a favor de las cuotas, pero sí de desarrollar programas sociales que ayuden a la mujer en esos años decisivos”. “Llega un momento en que muchas mujeres desean compatibilizar la faceta familiar con la investigación y sienten que no tienen apoyo suficiente para hacerlo” resume la catedrática.

La creciente incorporación femenina en laboratorios, centros de investigación y empresas científicas parece un fenómeno imparable. Este 11 de febrero tenemos una nueva oportunidad para festejarlo y contribuir a que esta presencia aumente todavía más en los próximos años.

Referencia bibliográfica:

Lin Bian, Sarah-Jane Leslie, Andrei Cimpian “Gender stereotypes about intellectual ability emerge early and influence children’s interestsScience. Enero, 2017, p: 389-391

 

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