Un estudio con más de 400.000 participantes estima que una de cada 20 personas porta variantes genéticas que aumentan su riesgo de cáncer.
Los hallazgos podrían cuestionar las actuales directrices clínicas, que limitan el cribado genético a personas con antecedentes familiares o personales de cáncer.
Las pruebas genéticas que analizan el ADN para evaluar la predisposición al cáncer se realizan principalmente a personas con indicadores de alto riesgo o antecedentes familiares o personales de la enfermedad.
Estas pruebas se solicitan cuando existe una sospecha clínica concreta, como parte del proceso diagnóstico o para identificar a familiares en riesgo. En este contexto, las guías clínicas, como las de la National Comprehensive Cancer Network (NCCN), establecen umbrales de riesgo (generalmente superiores al 5 %) para recomendar su realización, en un intento por equilibrar la eficacia clínica y el coste sanitario.
Un reciente estudio presentado por investigadores de la Cleveland Clinic aporta una nueva perspectiva al estimar que una de cada veinte personas en la población general —independientemente de sus antecedentes personales o familiares— es portadora de variantes genéticas que podrían aumentar su riesgo de desarrollar cáncer. Este resultado, publicado en JAMA sugiere que una parte de la población en riesgo podría no estar siendo identificada bajo las directrices clínicas actuales.
“La detección precoz sigue siendo la mejor defensa contra el cáncer”, ha señalado Joshua Arbesman, investigador de la Clínica Cleveland y uno de los directores del trabajo. “Nuestros resultados muestran lo extendidas que están las variantes de riesgo de cáncer, lo que subraya la importancia de las revisiones periódicas. A largo plazo, esperamos crear una lista verdaderamente exhaustiva de genes que sirva de guía para la detección y prevención del cáncer, de modo que podamos identificar a las personas que se beneficiarían de una atención proactiva”.
¿Cuántas personas son portadoras de variantes de riesgo del cáncer sin saberlo?
La prevalencia real de variantes genéticas germinales relacionadas con la susceptibilidad al cáncer en la población general era, hasta ahora, una incógnita, debido a que la mayoría de los estudios previos se han centrado en personas ya diagnosticadas de cáncer o con antecedentes familiares relevantes.
Con el objetivo de conocer cuántas personas son portadoras de variantes genéticas de riesgo para el cáncer los investigadores analizaron los datos genómicos de una de las mayores bases de datos disponibles: la cohorte All of Us del Instituto Nacional de Salud de EE. UU. Con los resultados esperaban determinar si sería necesario reconsiderar las recomendaciones actuales para el uso de pruebas genéticas.
La investigación incluyó a 414.830 participantes con datos de secuenciación genómica completa. Los autores seleccionaron 84 genes de susceptibilidad al cáncer incluidos en un panel multigénico y aplicaron criterios estrictos para identificar variantes germinales clasificadas como patogénicas o probablemente patogénicas a través de la base de datos ClinVar.
El análisis reveló que 20.968 personas, un 5,05 % del total, eran portadoras de al menos una variante de riesgo para el cáncer. Entre ellas 469 participantes eran portadoras de variantes en más de un gen.
Entre los genes con mayor presencia destacan MUTYH (1,33 %), BRCA2 (0,42 %) y MITF (0,37 %). La frecuencia de portadores no varió significativamente entre hombres y mujeres, pero sí se observaron diferencias según la población de ascendencia. Por ejemplo, al considerar todas las variantes, las personas de origen caucásico mostraron la mayor prevalencia (5,72 %), mientras que las personas asiáticas presentaron la menor (3,25 %).
En paralelo, el estudio identificó a más de 8900 participantes como potenciales portadores de enfermedades recesivas, y documentó más de 400 casos con posibles variantes somáticas en mosaico (es decir, no presentes en todas sus células).
Variantes asociadas a diagnóstico de cáncer más temprano
El estudio también exploró las características clínicas de los portadores de variantes patogénicas en comparación con quienes no las portaban. En este aspecto, se identificaron diferencias significativas en varios aspectos, como la prevalencia de cáncer, la edad al primer diagnóstico oncológico y el número de familiares con antecedentes de cáncer.
En cuanto a la edad de diagnóstico, variantes de algunos genes se asociaron a un inicio más temprano de la enfermedad. Es el caso de STK11 y DICER1, cuyas variantes se vincularon con edades medias de diagnóstico de 31,4 y 35,4 años, respectivamente. En contraste, los portadores de variantes en AIP mostraron una edad media de diagnóstico superior, cercana a los 70,8 años.
Estas diferencias apuntan al valor añadido que puede aportar el análisis genético en prevención. Podría utilizarse no solo para estimar el riesgo, sino también para anticipar cuándo podría manifestarse la enfermedad. Esta información es especialmente útil para plantear medidas de vigilancia o diagnóstico precoz personalizadas.

Un hallazgo que reabre el debate sobre las pruebas genéticas en población general
El presente estudio proporciona la primera estimación robusta, en una cohorte diversa y no seleccionada, de la frecuencia de variantes germinales patogénicas en genes de susceptibilidad al cáncer. Los resultados, que revelan una prevalencia del 5,05 %, coinciden con el umbral de acción establecido por las guías clínicas para recomendar pruebas genéticas, y refuerzan la idea de que los criterios actuales pueden dejar sin identificar a una proporción significativa de personas en riesgo.
No obstante, conviene tener en cuenta también que a menudo las variantes genéticas no operan de forma aislada, y que la presencia de una variante no implica el desarrollo del cáncer. Pueden existir otros mecanismos moleculares que contribuyan a aumentar o disminuir la predisposición a tener cáncer.
Los autores plantean una cuestión fundamental: ¿debería reconsiderarse el alcance del cribado genético para el cáncer en la población general? Realizar pruebas genéticas en una proporción más amplia de la población podría permitir una detección más temprana, una vigilancia específica adaptada al perfil genético de cada persona. No obstante, esta estrategia también plantea retos importantes, como el riesgo de sobrediagnóstico, la interpretación de variantes de significado incierto y la necesidad de recursos para el asesoramiento genético adecuado. De momento, responder a esta pregunta requerirá un análisis detallado de la utilidad clínica, el coste-efectividad y la capacidad del sistema sanitario para asumir una estrategia más amplia.
Artículo científico
Idumah G, et al. Pathogenic Germline Variants in Cancer Susceptibility Genes. JAMA. 2025. doi: http://dx.doi.org/10.1001/jama.2025.16372
Fuente
New Cleveland Clinic Research Finds Up to 5% of Americans Carry Genetic Mutations Associated with Cancer Risk. https://newsroom.clevelandclinic.org/2025/10/27/new-cleveland-clinic-research-finds-up-to-5-of-americans-carry-genetic-mutations-associated-with-cancer-risk


