Un estudio en mujeres jóvenes identifica una asociación entre la baja ingesta de folato y una mayor presencia de depresión premenstrual en portadoras de una variante genética del gen MTHFR.
El síndrome premenstrual agrupa un conjunto de síntomas físicos y psicológicos que afectan a muchas mujeres durante la fase lútea del ciclo menstrual. Se estima que hasta un 30% de las mujeres en edad reproductiva presenta estos síntomas, entre los que se incluyen irritabilidad, tristeza, fatiga, ansiedad, hinchazón o cambios en el apetito, pueden interferir en la vida cotidiana de forma significativa.
El folato, o vitamina B9, es un micronutriente esencial con múltiples funciones en el organismo humano. Participa en la síntesis de nucleótidos, la reparación del ADN y la producción de neurotransmisores, procesos fundamentales para el correcto funcionamiento celular y del sistema nervioso. Una ingesta insuficiente de folato o alteraciones en su metabolismo se han relacionado con diversas condiciones clínicas, como defectos del tubo neural, enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo y trastornos del estado de ánimo.
En el contexto del síndrome premenstrual, se ha investigado el papel de algunas vitaminas del grupo B, en especial la vitamina B6, que ha mostrado cierto beneficio sobre los síntomas que afectan al estado de ánimo. Sin embargo, a pesar de su importancia para la salud mental, el folato ha sido menos estudiado. Para resolver esta situación, investigadores de la Universidad de Toronto se propusieron explorar si la cantidad de folato en la dieta podría influir en la aparición de síntomas premenstruales, en particular la depresión, y si una variante genética que afecta al metabolismo del folato podría afectar. Los resultados, publicados en el British Journal of Nutrition, apuntan a que la sinergia entre incorporar menos folato en la dieta y tener variación genética puede contribuir a la depresión como síntoma premenstrual.
La variación genética influye en el metabolismo del folato
Como ocurre con otras características, la variación genética de una persona puede influir sobre cómo metaboliza el folato. Se han descrito variantes genéticas que afectan a la actividad de la enzima metilentetrahidrofolato reductasa (MTHFR), que convierte el folato procedente de la dieta en 5-metiltetrahidrofolato (5-MTHF), su forma biológicamente activa. Por ejemplo la variante C677T reduce la actividad de MTHFR y provoca una menor disponibilidad de folato activo, lo que puede tener implicaciones en la salud.
La cuestión que se plantearon los investigadores es si esta variante podría influir en la aparición de síntomas premenstruales. En el estudio participaron 678 mujeres jóvenes de entre 20 y 29 años, clasificadas según su ingesta de folato y su genotipo para el polimorfismo C677T del gen MTHFR. Para evaluar los síntomas premenstruales, 15 en total, las participantes rellenaron un cuestionario validado.

Al estudiar la ingesta de folato respecto a los diferentes síntomas premenstruales, el equipo no encontró asociaciones significativas. Sin embargo, en mujeres con baja ingesta de folato, las portadoras del alelo T (heterocigotas CT y homocigotas TT) del gen MTHFR mostraron un mayor riesgo de sufrir depresión premenstrual.
Los resultados del trabajo aportan una primera evidencia sobre la posible interacción entre la variante C677T del gen MTHFR y la ingesta de folato en la aparición de síntomas premenstruales, concretamente en la depresión. Esta información concuerda con investigaciones anteriores sobre la implicación del folato en la salud mental.
Interacción entre genética y nutrición en salud menstrual
Los resultados del trabajo abren una interesante vía de estudio sobre cómo la combinación de genética y dieta puede influir en síntomas asociados al ciclo menstrual. No obstante, se trata de un trabajo preliminar, en el que los autores señalan algunas limitaciones.
En primer lugar, el diseño del estudio no permite establecer relaciones causales. Además, aunque la muestra fue amplia, la estratificación por genotipo e ingesta de folato redujo el tamaño efectivo de los subgrupos analizados, lo que podría limitar la robustez de algunas asociaciones. También es importante señalar que los resultados se basan únicamente en estimaciones dietéticas y en el genotipo, sin incluir biomarcadores bioquímicos directos del metabolismo del folato. Por otra parte, tampoco se consideraron factores hormonales u otras variantes genéticas que podrían influir en la expresión de los síntomas premenstruales.
Si los resultados se confirman, la evaluación conjunta del genotipo para el gen MTHFR y del estado nutricional del folato podría ayudar a identificar a mujeres con mayor riesgo de experimentar síntomas premenstruales depresivos. En este caso se abriría también una oportunidad para intervenciones dietéticas personalizadas. Además, dado que la fortificación alimentaria con ácido fólico no garantiza una adecuada disponibilidad de folato activo en todas las personas, el uso de 5-MTHF como suplemento podría resultar más eficaz en las mujeres portadoras del alelo T. De hecho, esta forma activa del folato ya se ha propuesto como coadyuvante en el tratamiento de la depresión mayor y en otras situaciones particulares.
De momento, se necesitan estudios adicionales, con mayor tamaño muestral, mediciones bioquímicas y seguimiento longitudinal, para confirmar estas asociaciones preliminares y valorar la utilidad de intervenciones nutricionales dirigidas en función del perfil genético.
Artículo científico:
Zeitoun T, El-Sohemy A. Folate intake, MTHFR genotype and premenstrual symptoms. Br J Nutr. 2025 Jun 9:1-11. doi: 10.1017/S0007114525103620.
Otras fuentes:
Sarris J, et al. Clinician guidelines for the treatment of psychiatric disorders with nutraceuticals and phytoceuticals: The World Federation of Societies of Biological Psychiatry (WFSBP) and Canadian Network for Mood and Anxiety Treatments (CANMAT) Taskforce. World J Biol Psychiatry. 2022 Jul;23(6):424-455. doi: 10.1080/15622975.2021.2013041.
Green LJ, O’Brien PMS, Panay N, Craig M on behalf of the Royal College of Obstetricians and Gynaecologists. Management of premenstrual syndrome. BJOG 2017; 124: e73–e105.
