La introducción de una variante genética asociada a la longevidad reduce los síntomas de la aterosclerosis en ratones modelo

Amparo Tolosa, Genotipia

supercentenarios
Los supercentarios, como se denominan a las personas que superan los 110 años de edad, viven de media entre dos o tres décadas más que el resto de personas. Imagen: Lotte Meijer, Unsplash.

Un estudio de la Universidad de Salerno, en Italia, acaba de mostrar cómo la información genética proporcionada por los supercentenarios puede ser utilizada para desarrollar terapias destinadas a reducir el efecto de las enfermedades cardiovasculares.

Las enfermedades cardiovasculares representan la primera causa de muerte en todo el mundo. En su desarrollo existen numerosos factores de riesgo que se pueden evitar, como el sedentarismo, el tabaco o el consumo excesivo de alcohol. Sin embargo, hay un factor de riesgo importante que no se puede modificar: el envejecimiento.

Los supercentarios, como se denominan a las personas que superan los 110 años de edad, viven de media entre dos o tres décadas más que el resto de personas. Esta longevidad está relacionada con su capacidad para evitar o retrasar la aparición de enfermedades asociadas a la edad, como por ejemplo las enfermedades cardiacas.

Con el objetivo de identificar qué factores presentes en los supercentarios protegen frente al envejecimiento normal, en los últimos años se han realizado diferentes estudios genómicos que han comparado el genoma de los más longevos con el de la población general. En uno de ellos el equipo de la Universidad de Salerno identificó una variante del gen BPIFB4 cuya frecuencia es mayor en supercentenarios que en el resto de personas.

BPIFB4 codifica para una proteína que interviene en el mantenimiento y reparación de los vasos sanguíneos. La variante del gen identificada en supercentenarios presenta cambios bioquímicos que modifican su actividad y llevan a que al ser suministrada a animales modelo para la hipertensión arterial o isquemia proporcione una mejora de las características patológicas.

Estudios preliminares del equipo de la Universidad de Salerno sugerían que la variante de BPIFB4 presente en mayor frecuencia en personas longevas, LAV- BPIFB4, también tiene función moduladora del sistema inmunitario. Este resultado les llevó a plantear si la introducción de LAV- BPIFB4 podría tener un efecto beneficios en la aterosclerosis, condición vascular caracterizada por la formación de placas en los vasos sanguíneos que comprometen la circulación de la sangre y está asociada a un proceso inflamatorio concreto.

Los investigadores utilizaron terapia génica para administrar LAV – BPIFB4 a ratones modelo para la aterosclerosis. Los ratones utilizados eran mutantes para el gen ApoE y habían sido alimentados con una dieta rica en grasa para inducir la formación de placas en sus vasos sanguíneos.

A partir de diversas pruebas bioquímicas, histológicas y estructurales, los investigadores encontraron que la introducción de LAV- BPIFB4 en los ratones modelo reducía las alteraciones de los vasos sanguíneos y detenía la formación de placas vasculares sin afectar a la arquitectura del sistema vascular.

Además, el equipo observó que LAV- BPIFB4 modula la respuesta inmunitaria e inflamatoria en el endotelio a través de la proteína CXCR4. Concretamente, LAV- BPIFB4 favorece el reclutamiento de ciertas poblaciones de células inmunitarias y la diferenciación de las mismas en macrófagos que reducen la inflamación en el vaso sanguíneo.

Con el objetivo de determinar si los resultados obtenidos en el modelo animal son extensibles a humanos, los investigadores administraron LAV – BPIFB4 a arterias explantadas de pacientes, donde observaron una respuesta bioquímica similar a la observada en ratones, así como una mejora en la función endotelial. Además, el equipo detectó un aumento en los niveles de LAV- BPIFB4 en plasma en pacientes cuyos vasos sanguíneos muestran una mayor salud.

Los resultados del trabajo confirman la utilidad de los supercentenarios como modelo de investigación para identificar elementos moleculares que actúan como protectores frente a la aparición de enfermedades. Así mismo, ofrecen un ejemplo de cómo los resultados obtenidos en supercentenarios pueden ser trasladados al desarrollo de oportunidades terapéuticas para la población general.

“Este estudio abre el camino a la posibilidad de soluciones terapéuticas basadas en la proteína LAV- BPIFB4”, señala Carmine Vecchione, directora del Departamento de Medicina Cirugía y Odontología de la Universidad de Salerno. “Naturalmente, serán necesarias más investigaciones, pero pensamos que es posible suministrar esta proteína a los pacientes para ralentizar los daños cardiovasculares debidos a la edad. En otras palabras, aunque una persona no posea aquellas características genéticas particulares que la gente longeva podríamos ofrecer el mismo nivel de protección”.

Investigación original: Puca AA, et al. Single systemic transfer of a human gene associated with exceptional longevity halts the progression of atherosclerosis and inflammation in ApoE knockout mice through a CXCR4-mediated mechanism. Eur Heart J. 2019. Doi: https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehz459

Fuente: Research | Dal codice genetico dei centenari la possibilità di una nuova terapia contro le malattie cardiovascolari. https://web.unisa.it/unisa-rescue-page/dettaglio/id/1206/module/257/row/4907/dal-codice-genetico-dei-centenari-la-possibilita-di-una-nuova-terapia-contro-le-malattie-cardiovascolari

 

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