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El sexo biológico al nacer no es completamente aleatorio, pero casi

El análisis de más de 146.000 nacimientos sugiere que la edad materna, ciertos genes y el sexo de los hijos previos pueden influir levemente en el sexo del próximo nacimiento.

La determinación del sexo biológico en humanos se considera un proceso aleatorio. En cada fecundación, los espermatozoides portadores de cromosoma X o Y se generan en proporciones similares, lo que teóricamente da a cada nacimiento una probabilidad de aproximadamente 50% de ser niño o niña. 

Aunque en teoría cada nacimiento es independiente del anterior, en la práctica se han documentado familias en las que todos o la mayoría de los hijos comparten el mismo sexo biológico. Estas repeticiones, más allá de lo esperable por simple azar, han llevado a algunos investigadores a preguntarse si existen factores biológicos o de otro tipo que puedan influir en la probabilidad de tener hijos o hijas. 

Para responder a esta cuestión un equipo de la Universidad de Harvard ha analizado los datos de más de 140000 embarazos. Los resultados, publicados en Science Advances, indican que, aunque la aleatoriedad sigue predominando a nivel general, a nivel familiar existen ligeras tendencias que alteran esa probabilidad.

El sexo de la descendencia es casi aleatorio. No obstante en algunas familias la probabilidad del 50% puede verse afectada
El sexo de la descendencia es casi aleatorio. No obstante en algunas familias la probabilidad del 50% puede verse afectada. Imagen: Adobe Express.

Cuánto influye el sexo de los hijos previos

Los investigadores analizaron los registros de 58.007 mujeres estadounidenses que habían tenido, al menos, dos hijos nacidos vivos en embarazos independientes. La información, procedente de los estudios Nurses’ Health Study II y III, abarcó un total de 146.064 embarazos registrados entre los años 1956 y 2015.

Cuando analizaron los datos, el equipo observó que en lugar de ajustarse a un modelo con una probabilidad constante de niño o niña (binomial puro), los datos se adaptaron mejor a una distribución que indica que cada madre puede tener una probabilidad propia —aunque cercana al 50%— de tener hijos de uno u otro sexo. Las familias con tres o más hijos mostraron más casos de descendencia exclusivamente masculina o femenina de lo que cabría esperar si la distribución fuera totalmente aleatoria. 

Además, el análisis reveló que, tras excluir el último nacimiento de cada mujer para minimizar la influencia de decisiones reproductivas basadas en el sexo previo de los hijos, la edad materna en el primer parto era relevante. Encontraron  que empezar a tener hijos a partir de los 28 años aumentaba ligeramente la probabilidad de tener descendencia de un único sexo.

Finalmente, para determinar si factores genéticos pueden influir en la probabilidad a tener descendencia de un sexo u otro, los investigadores realizaron un estudio de asociación del genoma completo con la información genética de más de 2000 de las participantes. Al no considerar el sexo del último embarazo (para evitar sesgos por decisiones reproductivas), el equipo encontró algunos polimorfismos genéticos asociados a tener únicamente hijas en el gen NSUN6 y únicamente hijos en la región cercana al gen TSHZ1. “No sabemos por qué estos genes están asociados con el sexo en el nacimiento pero lo están, lo que abre nuevas cuestiones”, ha señalado Jorge Chavarro, profesor de nutrición y epidemiología en la Universidad de Harvard y director del estudio. Estudios futuros deberán profundizar en la relación de ambos genes con aspectos reproductivos, así como determinar su utilidad clínica.

Resultados con algunas limitaciones

Aunque el estudio aporta datos sólidos gracias a su gran tamaño muestral, también presenta ciertas limitaciones que conviene tener en cuenta. En primer lugar, no se incluyeron datos de los padres biológicos, lo que impide valorar la posible influencia de factores paternos como la edad, el estado de salud o las características del esperma.

Otro aspecto a tener en cuenta es que un 95% de las mujeres participantes eran mujeres blancas residentes en Estados Unidos. Esto podría limitar la extrapolación de los resultados a otras poblaciones con contextos culturales, sociales y reproductivos diferentes.

Además, aunque se aplicaron análisis para reducir el impacto de decisiones reproductivas motivadas por el sexo de los hijos ya nacidos, es difícil eliminar por completo esta influencia, lo que complica distinguir entre causas biológicas y conductuales del fenómeno observado.

Finalmente, la imposibilidad de identificar casos de medios hermanos o familias reconstituidas también podría introducir sesgos. Asimismo, la variabilidad en las plataformas de genotipado empleadas podría generar pequeñas diferencias técnicas no totalmente controladas.

Entonces, ¿es posible estimar la probabilidad de que el siguiente descendiente sea hijo o hija?

Los resultados del estudio indican que, aunque a nivel poblacional la probabilidad de tener un hijo o una hija se mantiene próxima al 50%, dentro de algunas familias existen ligeras desviaciones. En familias con varios hijos del mismo sexo, la probabilidad de que el siguiente comparta ese sexo puede ser superior a la esperada por azar.

Según los cálculos de los investigadores, en familias con tres hijos varones, la probabilidad de que el cuarto también sea varón alcanza el 61%. Del mismo modo, en familias con tres hijas, la probabilidad de que el siguiente nacimiento sea otra niña es del 58%. Estas cifras muestran que, aunque el azar sigue siendo el principal determinante, ciertos factores biológicos y reproductivos —como la edad materna durante el primer parto o variantes genéticas concretas— pueden inclinar ligeramente la balanza.

En la práctica, esto significa que es posible hacer una estimación probabilística a partir del historial familiar, pero no una predicción exacta. El sexo biológico al nacer continúa siendo, en gran medida, un fenómeno aleatorio, aunque con matices detectables cuando se analiza a escala familiar.

Las familias que desean tener hijos de más de un sexo y que ya han tenido dos o tres hijos del mismo sexo deben ser conscientes de que, cuando intenten tener otro, probablemente estarán jugando a lanzar una moneda al aire con una moneda de dos caras”, concluyen los investigadores el estudio.

Artículo científico

Wang S, et al. Is sex at birth a biological coin toss? Insights from a longitudinal and GWAS analysis. Sci Adv. 2025 Jul 18;11(29):eadu7402. doi: 10.1126/sciadv.adu7402.

Fuentes

Biological sex at birth isn’t random, study finds. https://hsph.harvard.edu/news/biological-sex-at-birth-isnt-random-study-finds/

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