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Describen la conexión molecular del virus Epstein-Barr con el lupus

El virus Epstein-Barr, presente en la mayoría de la población, puede reprogramar células B autorreactivas y activar una cascada inmune asociada al lupus.

El lupus, enfermedad autoinmune que afecta a cerca de 5 millones de personas en todo el mundo, ha desafiado durante décadas a la comunidad científica en cuanto a sus causas. En los últimos años se han identificado factores genéticos y ambientales asociados a su desarrollo. Pero el origen preciso sigue sin estar del todo claro. Un nuevo estudio de la Universidad de Stanford publicado en Science Translational Medicine, aporta nuevas evidencias: el virus Epstein-Barr (EBV), conocido por causar la mononucleosis o enfermedad del beso, tiene un papel clave en la activación del lupus

El virus Epstein-Barr, presente en más del 95% de la población adulta ya se había vinculado a otras enfermedades como la esclerosis múltiple. También se había conectado con el lupus, pero se desconocía la base molecular de esta relación. El nuevo trabajo explica cómo puede transformar células inmunitarias específicas en células activadoras de la autoinmunidad y provocar la respuesta inflamatoria sistémica característica del lupus.

“Este es el hallazgo más impactante que ha surgido de mi laboratorio en toda mi carrera”, ha destacado William Robinson, profesor de inmunología y reumatología en la Universidad de Stanford y autor principal del estudio. “Creemos que se aplica al 100 % de los casos de lupus”.

El virus Epstein Barr se ha relacionado con diferentes enfermedades como la esclerosis múltiple o el lupus.
El virus Epstein Barr se ha relacionado con diferentes enfermedades como la esclerosis múltiple o el lupus. Imagen: Adobe Express.

Una nueva estrategia para detectar las células infectadas por Epstein Barr

Una vez se produce la infección por el virus Epstein-Barr, éste no desaparece del organismo. Establece una infección latente en algunas células que puede persistir toda la vida. Esto significa que permanece invisible para el sistema inmunitario, pero en determinadas condiciones puede activarse y activar de nuevo la replicación viral o infectar otras células (o personas). 

En el estudio los investigadores se enfocaron en el reservorio del virus Epstein-Barr que permanece en las células B. Estas células, parte fundamental del sistema inmunitario, tienen la capacidad de producir anticuerpos y activar otras células inmunes mediante la presentación de antígenos.

El interés por las células B en el lupus no es nuevo. Se sabe que en esta enfermedad estas células participan activamente en la producción de autoanticuerpos dirigidos contra componentes del núcleo celular, una de las principales características clínicas y diagnósticas del lupus. Además, ciertas subpoblaciones de células B pueden actuar como células presentadoras de antígeno, promoviendo respuestas inflamatorias sostenidas. Por ello, comprender cómo se alteran o activan estas células es clave para entender el origen y la progresión de la enfermedad.

Los investigadores utilizaron una tecnología de secuenciación de células individuales, adaptada para identificar aquellas células B infectadas por el virus Epstein-Barr. De esta forma encontraron que en pacientes con lupus, las células B infectadas por el virus Epstein-Barr son significativamente más frecuentes que en personas sanas (1 de cada 400 frente a 1 de cada 10.000). 

El virus Epstein-Barr activa un mecanismo inmunitario relevante para el desarrollo de lupus

A partir de estos resultados, los investigadores se propusieron analizar qué distingue funcionalmente a las células B infectadas por el virus Epstein-Barr en los pacientes con lupus. Su objetivo era comprender si estas células tienen un papel activo en la activación del sistema inmunitario autoinmune, más allá de ser simples reservorios virales.

Mediante técnicas de transcriptómica y análisis epigenético el equipo detectó que las células B infectadas en pacientes con lupus presentaban un perfil molecular característico, con la activación de genes relacionados con funciones inflamatorias y presentación de antígenos. Entre los genes más relevantes identificaron ZEB2 y TBX21 (que codifica la proteína T-bet), ambos implicados en la diferenciación de células B con funciones proinflamatorias.

Los investigadores encontraron que el desencadenante de esta reprogramación es una proteína del virus Epstein-Barr, EBNA2, que actúa como un factor de transcripción y puede activar genes en el genoma de la célula B hospedadora. Aunque el virus latente está prácticamente inactivo, en algunos casos puede activar la producción de EBNA2 en células B y reprogramarlas. Como resultado, estas células adquieren una mayor capacidad para presentar antígenos a células T colaboradoras, incluyendo antígenos propios como proteínas nucleares. 

Este fenómeno desencadena una respuesta en cadena: las células T activadas por las células B infectadas pasan a estimular otras células B autorreactivas (no necesariamente infectadas) que también comienzan a producir autoanticuerpos. De esta forma, una pequeña población de células B infectadas por el virus Epstein-Barr podría desencadenar una respuesta autoinmune sistémica, característica del lupus.

Los investigadores también demostraron que los anticuerpos producidos por estas células B infectadas reconocían autoantígenos nucleares típicos del lupus, y que en cultivos celulares eran capaces de activar otras poblaciones inmunes implicadas en la enfermedad. 

Implicaciones y futuras líneas de investigación

En conjunto, los datos aportan un modelo de cómo una infección viral persistente puede inducir autoinmunidad a través de la reprogramación de células inmunitarias clave.

Estos resultados tienen implicaciones relevantes para la comprensión del lupus y otras enfermedades autoinmunes. Los investigadores plantean que mecanismos similares podrían estar involucrados en patologías como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn, todas ellas con indicios previos de implicación del virus Epstein-Barr.

La pregunta clave para seguir avanzando en la investigación es por qué si la mayor parte de la población está infectada, solo una parte desarrolla enfermedades inmunitarias como el lupus. Los investigadores plantean que determinadas variantes del virus  o factores todavía no identificados podrían favorecer la transformación patológica de las células inmunitarias

También señalan que el desarrollo de vacunas profilácticas frente al virus Epstein-Barr (actualmente en investigación) podría ser una herramienta preventiva eficaz frente al lupus y otras enfermedades autoinmunes. Para ello, deberían administrarse antes de la infección. 

Por otra parte, los resultados abren nuevas opciones terapéuticas a considerar, como la eliminación dirigida de las células B infectadas por el virus. En este contexto, los autores del estudio han fundado una empresa biotecnológica, EBVio Inc., para explorar tratamientos experimentales basados en la eliminación de células B, seguida de su repoblación con nuevas células no infectadas.

Artículo científico:

Younis S, et al. Epstein-Barr virus reprograms autoreactive B cells as antigen-presenting cells in systemic lupus erythematosus. Sci Transl Med. 2025 Nov 12;17(824):eady0210. doi: 10.1126/scitranslmed.ady0210.

Otras fuentes:

Stanford researchers link lupus to nearly universal virus. https://news.stanford.edu/stories/2025/11/lupus-epstein-barr-virus-connection-link-research-study

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